029.

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— ¿Tienes miedo?

Esa era una pregunta bastante abierta para contestar y dentro de la mente de Jimin habían muchos pensamientos acumulados que no le dejaban tranquilo para hallar la respuesta correcta. En ese momento se sentía como un niño pequeño al cual le estaban haciendo una entrevista que podría definir su futuro.

— Creo que sí —admitió aferrándose al brazo del chico que estaba a su lado como si este fuese una especie de pilar que lo mantendría a salvo si todo salía mal. Los dos pares de ojos que encontraban allí con el se posaron sobre su semblante asustado y Jimin pensó que ahora si había quedado en total evidencia.

— Pues no te ves muy convencido.

Se encontraban en una tienda del centro de la ciudad sentados sobre un sofá de cuero rojo. La verdad era que todo el entorno le parecía bastante llamativo a Jimin, a quien le gustaba como los adornos se balanceaban entre colores sólidos y como los muebles se mimetizaban con el estilo post-moderno que rodeaba el lugar. Definitivamente no era algo para temer, pero eso no impedía que hasta las piernas le temblaran ligeramente ahora que ya se encontraban allí.

— Podemos venir otro día, mariposa.

Alza la mirada hacia el castaño quien se ve bastante calmado con una media sonrisa en el rostro, casi como siempre parecía estar por más que las cosas se tornaran difíciles. A veces envidiaba demasiado aquel semblante serio que poseía el chico y que lograba ocultar de muy buena forma cualquier tipo de miedo existente. Jimin era de ese grupo de personas a las cuales se le podía notar a leguas cuando estaba asustado... Justo igual que en ese minuto.

— No, no. Ya estamos aquí.

Jungkook toma su mano cuando dice eso y puede sentir como el castaño intenta relajarlo un poco. Al menos el estaba ahí y eso hacía todo mejor o al menos más llevadero. Jimin sabía que no sería capaz de hacer eso por el mismo y sin ayuda, de seguro terminaría corriendo como una gallina fuera del local apenas tuviese la oportunidad de arrepentirse.

En medio de su conversación y con los dedos aún entrelazados escuchan que alguien se acerca hasta donde ellos estaban. Rápidamente Jimin nota que se trata de Namjoon, el amigo de Jungkook, lo que significaba que ya era hora de empezar. Más que mal el sería el artista que le regalaría su primer tatuaje.

— ¿Listos? —Pregunta Namjoon cuando se queda erguido y Jungkook mira nuevamente a Jimin.

— Puedes arrepentirte, mariposa. Enserio.

Pero en el fondo Jimin no quería arrepentirse, había tenido una semana completa para analizar la situación y para pensar en todos los pros y contras que el tatuaje podría traerle llegando a la conclusión de que a pesar de todo si quería hacerlo. No podía seguir huyendo de las cosas que deseaba hacer solo por tener miedo, ese sentimiento ya no debía consumirle más.

— No —responde más convencido esta vez—. Quiero hacerlo, Kook.

Con eso dicho Namjoon los guía a ambos a una pequeña sala donde había un sillón, parecidos a estos que tenían los dentistas, con una luz encima y un pequeño banquillo acolchado al costado. El cuarto estaba igual de adornado que la sala de espera exceptuando una pared de color rojo intenso donde estaban colgando varios cuadros que contenían dibujos realmente bellos. Jimin se quedó mirándolos, en especial a uno que estaba colgando en medio donde se veía a un tigre bajando por una cascada. Mientras más miraba aquel cuadro más se le hacían muy conocidas esas pinceladas.

— Ese lo dibuje yo —admite Jungkook detrás suyo y Jimin se gira entendiendo de dónde venía aquel deja vú.

— Me lo imagine, se parece mucho a los que están en tu habitación.

Agridulce ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora