Capítulo 36

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Perdí por completo la paciencia.  No sé como perdí la razón tan rápidamente o como reuní el coraje para atacar a un hombre lobo de forma tan imprudente, pero en cuestión de segundos yo estaba sobre el hombre, con mis manos alrededor de su cuello, y ejerciendo presión. Lo sorprendente de la situación fue que pese a que él se pudo haber defendido y hacerme mucho daño por la obvia diferencia de fuerza, él no se movió. Se quedó completamente inmóvil con sus ojos fijos en los míos mientras yo ejercía presión.

-- He dicho que me digas dónde está él.

Creo que todos nos sorprendería si encontramos de pronto un lado violento que no conocíamos de nosotros mismos. Pero no era el momento de cuestionar mi propio comportamiento porque tenía un solo objetivo: saber que demonios sucedía. Y sí, estaba furiosa. Y no con el Beta que probablemente solo seguía órdenes, sino también con Alexander por estar ocultándome algo, después de haber dejado claro que los secretos entre nosotros nunca salían bien. Su beta no tenía la culpa y me sentí enormemente agradecida con él por no intentar defenderse de mi ataque, aunque eso jamás me atrevería a decirlo en voz alta.

-- Yo...

-- Dilo -- Hice más presión en su cuello. En realidad, me sorprendió que no intentara liberarse incluso cuando detuve completamente el paso de aire. Una vez aflojé el agarre, esperé que él hablara.

-- Solo lo digo porque estoy siendo amenazado -- Dijo él, pero su mirada dejaba ver que en realidad quería revelar la información solo que no se atrevía a hacerlo sin decir que fue por presión, ¿Qué tipo de instrucción le había dado Álex? Él jamás podría estar siendo amenazado por una chica humana desarmada. Una sonrisa apareció por el rostro del chico al notar mi desconcierto -- Y como temo por mi propia seguridad, debo revelar la información...

Lo solté.

-- Sólo tienes que decirlo.

-- El alpha Alexander esta mañana reunió a un grupo de guerreros y soldados y salió de la manada. Dijo que nadie fuera de los implicados y sus familias podía tener información sobre esto.

-- Yo soy su amiga y... -- La palabra "compañera" quedó atascada en mi garganta. No podía creer que la iba a utilizar. Esperaba que el beta pasara por alto aquello, pero no lo hizo. El chico sabía exactamente lo que yo iba a decir.

-- No eres oficial, cariño. Al menos no todavía.




¿Qué debía hacer? Me encontraba increíblemente molesta con Álex. No podía creer que después de todo, había decidido marcharse sin siquiera dejarme una nota con su paradero ni sobe lo que había organizado. Simplemente no podía creerlo.

Con el dolor de la traición todavía quemando en mi mente salí de la enorme casa camino a la de mi familia. Después de haber pasado tantos días corriendo por el bosque para encontrar las cárceles el recorrer el camino hasta mi hogar no fue un mayor reto, especialmente con el camino uniforme y la presencia de senderos marcados.  

Como no tenía llaves tuve que tocar la puerta. En solo unos minutos mi mamá me abrió. Ella me sonrió con ternura, como si llevaba esperando durante todo el día que fuera a casa. Probablemente lo había hecho. Entré a mi casa, la cual no se sentía tanto como mi hogar, sintiéndome casi como una invitada.

-- ¿Pasa algo cariño? -- Ella preguntó. Mi expresión me delataba, lo sabía. No me gustaba esconder mis sentimientos, mientras estaba en la manada de los tíos de Álex lo había hecho lo suficiente por el resto de mi vida. Lo que no significaba que compartiera con todos lo que sentía.

Behind the glassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora