Epílogo

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-- ¡Hey, Kar! -- El grito de Leslie, una chica que había llegado a la universidad por un programa de intercambio este semestre, llenó el departamento . Junto a ella Mía, mi compañera de piso, caminaba tan radiante como siempre -- Esta noche vamos al bar, ¿Vienes con nosotras?

-- No puedo. Tengo planes -- Contesté, señalando mi vestimenta. Encontrarme a la diez de la noche sin pijama era un milagro para todos mis amigos y conocidos. Yo no salía demasiado por las noches y ellos lo sabían. 

-- ¿Esto tiene que ver con el chico guapo que te ha ido a buscar algunos días a la universidad? -- Mía, preguntó, como suma curiosidad y con cierto brillo en sus ojos. Llevaba algún tiempo preguntándome sobre él e intentando que se lo presentara. Obviamente, me había negado -- Se llama Alexander, ¿No?

-- Creí que ella había dicho que era solo un amigo...

-- Bah. Es como si yo dijera que pasaré cálculo con un 10. No seas ciega, Leslie. Es obvio que Karma lleva saliendo con él meses. Hace dos semanas, no durmió ninguna noche del fin de semana aquí, ¿Con quién más estaría? -- Comentó Mía, con un tono pícaro en su voz. Mi rostro se calentó.

-- Es mi amigo de infancia -- Contesté, riéndome -- Es del pueblo en el que vive mi familia.

-- ¿Te besas en el restaurant a dos cuadras de la universidad con todos tus amigos? Creo que a los demás chicos de la facultad les interesaría saber eso -- Leslie comentó, encogiéndose de hombros y ocultando una sonrisa.

-- ¿Entonces nos dirás donde vas a ir esta noche, Kar? Y no te atrevas a mentirme. Como tu amiga y compañera de piso, merezco saber la verdad.

-- Vale, no tienen que ponerse así -- Reí -- Iré a ver a mi familia con él. Mañana en la tarde debería estar de regreso.

-- Vale. Ten cuidado -- Dijo Mía -- Nos vemos -- Después de despedirse, ambas abandonaron el departamento y me dejaron sola. No me faltaba demasiado para estar lista y Álex llegaría en cualquier momento. Estaba nerviosa. Sería la primera vez que vería que tal lo estaba haciendo Micaela con Falyn, aunque según mi madre eran lo mejor que le había pasado a la manda. Intentaba que Álex no escuchara aquello, por el bien de su orgullo.

Además, faltaba poco para que Thomas terminara la escuela y probablemente lo tendría dando vueltas alrededor mío en la misma ciudad, si es que mamá no me pedía que compartiera departamento con él mientras se acostumbra a vivir solo  o lo vigilara, mejor dicho. No esperaba con demasiadas aquel día.

Álex llegó a mi casa unos minutos después de que ellas se marcharan. Estaba tan emocionado por conocer el resultado de un debate en el que había participado que me había repetido todo lo que él había dicho una y otra vez para que buscara alguna falla en sus palabras que lo hicieran perder.

-- Leah se equivocó  una vez, Marck y Kieran dos. Creo que puedo ganar -- Y, de nuevo, repitió su discurso. No estaba segura de como resistiría todo el camino.

Yo todavía no había terminado de ordenar mis cosas. Mientras él hablaba, estaba acostado sobre mi cama mirando los dibujos que había hecho la semana pasada en el techo fijamente, examinándolos.

-- Me gusta que sigas pintando en las paredes -- Comentó -- Mejoras lo aburrido.

-- Si cambio de departamento el próximo año tendré que volver a pintarlo todo de blanco -- Respondí levemente frustrada. Me había tomado mucho esfuerzo decorar la habitación y Mía me había pedido que en vacaciones hiciera lo mismo con la suya. Sería un trabajo perdido.

Behind the glassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora