ACCIDENTALMENTE TUYA © 1º PARTE

10. BYBEE

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ÁLBUM: Desnuda
CANCIÓN: Hozier - Someone new

—  Dime ¿Eres pervertido o sólo disfrutas desnudando a mujeres? —Fue lo primero que solté al encontrarle en la cocina. Tardé lo mío en dar con él, aquella casa era un auténtico laberinto.

Levantó la mirada del The New York Times y posó los ojos en mí para luego repasar mi cuerpo con una mirada divertida.

Sí, sigo semidesnuda y qué. Ni que nunca hubieras visto una mujer así. Capullo.

—Muy buenos días, señorita Cohen—parloteó antes de llevarse la taza de café a los labios sin apartar los ojos de mí.

Le lancé una mirada envenenada y me acerqué a la mesa para sentarme frente a él. Había todo un festín, al instante me rugió el estómago.
Miré con ojos golosos el pastel de arándanos y las tostadas con pasas, aunque las frutas no tuviesen mala pinta no eran mi primera opción viendo todo aquello.

—Anda, ataca, no vayas a desfallecer nuevamente.

—¡Ja!

Tenía muchísima hambre.
No sabía cuántas horas hacía desde la última vez que llevé algo a la boca. Cogí una rebanada de pan y la unté con mantequilla.

¡Que hambre!

Le miré. Seguía observándome divertido.

Rechisté.

Estaba enfadada de que se hubiera tomado la libertad de quitarme la ropa y me hubiese dejado solamente en ropa interior.

¡Con qué derecho se ha creído!

Le ignoré y me dispuse a comer un poco de todo lo que estaba a mi disposición. Tenía demasiada hambre como para ponerme a gritar recordándole que era un pervertido.

Después de saciarme, levanté la vista y acabé atragantándome. Hasta ese momento no me había fijado en que sólo llevaba un pantalón de franela encima.

—Límpiate la boca, Cohen. Se te cae la baba.

Aparté la mirada avergonzada mientras sentía mis mejillas arder.

Céntrate Bee, estás enfadada con él. No te dejes manipular por un abdomen tostado por el sol.

—No vuelvas a desnudarme... ¿Me oyes? — Le encaré, sin humor.

No iba a permitir que un desconocido me metiera mano, y menos cuando estaba inconsciente.

Me miró un segundo y luego volvió la vista al periódico. No se había peinado, tenía mechones aquí y mechones allá, como si lo hubiesen electrocutado, aun así era lo más sexy que había visto en bastante tiempo.
No que Mike no fuese guapo también, pero su belleza no era tan exótica cuánto la de Wes.

Wes te invitaba a húmedas fantasías, ya Mike (antes) me invitaba a pensar en tener una familia, lástima que todo saliera así, aunque era enteramente culpa suya.

—No prometo nada, además... Sigues en bragas, ¿no? —Volvió a alzar la vista y me miró ceñudo.

Al no contestar nada, ladeó la cabeza hacia un lado, esperando una respuesta.

—Sí.

Me encogí de hombros.

Sólo llevaba la ropa interior, entretanto me encontraba ante él desayunando. Sí, tenía vergüenza, pero no disponía de ropa, y al levantarme ni siquiera había encontrado el vestido de la noche anterior para taparme.
Eve me iba a matar como apareciera sin su vestido, podía ser muy materialista.

—Entonces no te quejes.

Dicho eso, volvió a ignorarme y a centrarse en su lectura.

Si no fuéramos un par de desconocidos, hasta se podía tomar con naturalidad que dos adultos desayunaran escasos de ropa.

Abrí la boca para protestar, pero la volví a cerrar. Con ese chico siempre me quedaba sin respuestas. Además, siempre que me ponía a discutir con él, nunca nos conducía a nada.

Bueno, la discusión de la foto sí había llevado a alguna parte. La había conseguido y encima había hecho una actuación digna de un Oscar. Aunque de verdad había desmayado y me había despertado aquella mañana.
La actuación había sido tan real que nadie podría poner en duda que había desmayado solo para no ir a cenar con sus hermanos y él, aunque esa no fuera realmente la razón por mi desfallecimiento.

Mierda, Katz... Estará súper preocupada, había desaparecido sin más... Luego tendría que darle explicaciones seguro, si supiera su teléfono de memoria le avisaría pero no es así.

—Deberías cortarte el pelo—manifesté después de un rato debatiéndome sobre qué diría a Katz, lo más seguro era que dijera la verdad, tampoco había mucho más que contar.
Wes tenía el pelo demasiado largo. Los mechones de su flequillo le caía constantemente sobre los ojos.

Dejó de leer el periódico y volvió a alzar la mirada hacia mí. Parecía ligeramente irritado de que yo interrumpiera su lectura cada tres segundos. Achinó los ojos, cruzó los dedos sobre la mesa y suspiró sin apartar la vista de mí.

Seguramente se estaba preguntando a qué venía mi comentario.

—¿Por qué? —Al hacerme la pregunta pareció casi herido.

Entornó los ojos y ladeó la cabeza.

—Lo creas o no, los ochenta se han acabado, y siento decírtelo, pero en el siglo XXI no vas a ligar con ese peinado—me expliqué comiendo una última tostada.

Wesley soltó una carcajada.

—¿Ahora te interesa mi vida sexual?

Rodé los ojos, sintiéndome ligeramente arrepentida de haber dado esa razón.

¿Cómo os va? Espero que bien.
Un enorme beso,
Jacky🌹