Ónix

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Invierno

Capítulo diecinueve

Onix

Diamante abrazaba a su esposa mientras contemplaban la luna.

Su esposa. ¡Que maravilloso se oía!

A distancia Luna le hizo una seña llamándolo. Algo en su expresión lo puso en alerta.

Diamante le dio un beso en la frente a su esposa antes de entrar de nuevo en el salón de baile.

Amethys lo vio desaparecer junto con Luna y su hermano Zaphiro

(...)
Amethys esperaba en la terraza a que su amado volviera. Contemplaba la majestuosa luna llena, cuando un movimiento a sus espaldas llamó su atención.

El recién llegado le sonrió abiertamente. Era quien menos se esperaba encontrar ahí sonriéndole de esa manera poco sutil.

—¡¿Q- qué haces aquí?! — jamás, ni en sus más locos sueños esperó encontrarse frente a frente con Narcisus en el palacio de hielo.

—Cualquiera diría que no te da gusto verme — se burló él.

—¡¿Cómo entrantes aquí?!

—¿A caso importa?

La verdad sí,y mucho.

—Vete,no eres bienvenido.

—Eso ya lo se... Hoy te vez más hermosa que nunca. El amor te sienta bien — se acercó a ella.

—¡Alejate de mí!— exigió ella apartándose de él.

Él sonrió divertido mientras se recargaba en el balcón.

—¿A qué has venido? ¿Qué es lo que buscas Aquí?

La miró de pies a cabeza, analizando si debía o no darle una respuesta.

Después de un largo e incómodo silencio y miradas desdeñosas por parte de los dos le contestó:

—He venido hasta aquí en esta noche fría por lo que es mío — le dijo mirándola fijamente.

Ni su osadía, ni su mirada penetrante la lograron intimidar; si no todo lo contrario.

—Yo no iré contigo a ningún lado — le respondió altiva y orgullosa. Sacando la casta regia que comenzaba a correr por sus venas.

Narcissus se soltó riendo a carcajadas,con aquella risa macabra que últimamente salía de sus labios.

—¿Y quién dijo que hablaba de ti?

Amethys no tuvo tiempo de sorprenderse. Narcissusla golpeó con fuerza con una magia oscura que estalló en el pecho de la joven.

Cayó de espaldas con un golpe seco,el piso la recibió con dureza y frialdad.

Al mismo tiempo en el salón de estudio,mientras Luna ponía al tanto a los príncipes de las noticias recién llegadas de la villa, Diamante resintió el golpe,como si se lo hubieran dado a él.

—¡Diamante! ¡¿Está todo bien?! — preguntó Zaphiro al ver a su hermano  doblado de dolor.

—Ya está aquí...— rumio mientras se llevaba una mano al pecho y con la otra se apoya en su escritorio. El dolor era tan intenso, tan sofocante que no lograba respirar.

El señor White entró disparado al estudio, gritando:

—¡Amo! ¡Amo! ¡Están invadiendo el castillo! ¡Nos están atacando! —
La luz de alarma se encendió en el rostro de todos. Sabían que iban a atacarlos pero no esperaban que fueran a hacerlo tan pronto.

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