¡Declaración!

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¡Declaración!

–Tabata cargaba a la pequeña Oriana mientras la niña tomaba un poco de leche–

–Eres una pequeña glotona –la miraba con dulzura, Alberto la observó y sonrió–

–Se ven hermosas –Alberto acarició con delicadeza la cabecita sin pelo de la pequeña– gracias –Tabata negó–

–No me tienes que dar las gracias –Alberto suspiro–

--se van a llevar unos meses será difícil explicarlo

– ¿por qué? –Preguntó Tabata sin quitar la vista en la pequeña–

–Quiero que Oriana sea tu hija legitima no adoptada –Tabata negó– por favor

–Alberto no podemos mentirle, ella tiene derecho a saber su historia, yo la amaré con mi vida pero ella tiene una madre

–Yo –Tabata lo interrumpió–

–Sí Tamara no fuera mi madre, a mí me hubiera gustado que me lo dijeran –Alberto sonrió–

–Claro que es tú madre –Tabata le dio una sonrisa–

–Lo sé, pero es para que te des cuenta que los secretos solo nos dañan

–Tienes razón, Tabata –ella lo observó– entre nosotros no hay secretos –Tabata bajó la mirada– ¿qué pasa?

–Hay algo importante que tengo que hablar contigo, en cuanto esta glotona terminé lo hablamos ¿sí? –Alberto la observó–

–Ey prométeme que nosotros estamos bien

–Nosotros estamos perfectos –le dio un pequeño beso–



–Rafael no podía creer lo que Said le estaba contando–

–Eso quiere decir que la mujer que estaba con los niños es la madre de Alberto –Said asintió–

–Entiendes lo importante es que tú alejes a Ariana y a los niños de aquí

–Pero ella no sé si quiera irse conmigo

–Lo hará –Rafael negó– tienes que alejarla por su bien

–El único lugar sería la casa de los cabos

–Perfecto ese lugar es perfecto –Rafael lo observó frunciendo el ceño–

– ¿por qué lo haces? –Preguntó Rafael sin entender a Said–

–Porque ella te ama y yo –guardo silencio– lo único que quiero es que ella sea feliz –Rafael extendió su mano, Said hizo lo mismo y después de un apretón de manos se dieron un abrazo–

–Eres un gran hombre

–Paola llegó al ministerio publico detenida a rendir su declaración, a pesar de que ella no quiso hacer ninguna declaración hasta que su abogado estuviera presente, la retuvieron en los separos donde al igual que ella había otras mujeres retenidas, Paola las observaba con odio, se mantuvo alejadas, las mujeres se secreteaban y la observaban–

–Tú –una mujer de cabellera rizada color rojo con un atuendo provocativo masticando chicle se acercó a ella– ¿por qué estás aquí? –Paola la observó con desprecio y no contesto–

–Se ve que por lo mismo que nosotras no –La Yeni observó a su amiga la Britany sonriendo–

–Pero ¿qué pasa? –Britany se acercó a Paola tomándola de los pelos– acaso te comió la lengua el ratón –Paola trató de alejarse–

Me SoltasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora