035.

178K 15.5K 11.2K
                                    

Despertar gracias al sonido de los pájaros con la luz del sol entrando por la ventana era algo nuevo para Jungkook. Normalmente la encargada de sacarlo de los brazos de Morfeo sería su alarma puesta en su celular con ese objetivo o algún mensaje de Jimin preguntado si se verían ese día. Nunca fue amigo de las mañanas, dormir hasta tarde era algo que hacía con bastante regularidad si no debía asistir a la escuela. En un momento común y corriente se hubiese molestado, un ceño fruncido aparecería en su frente y de seguro gruñiría cual perro a cualquiera que se le cruzase en su camino...

Pero ese día Jungkook despertó con una sonrisa de oreja a oreja.

Las imágenes de la noche anterior llegaban a su cerebro una tras otra, llenándolo de un calor tranquilizador que venía de la parte más profunda de su pecho. Sonreía como un idiota porque no existía situación más gratificante que tener a la persona que te hacía sentir completo a tu lado, durmiendo cómodamente sobre tu pecho con el cabello desordenado y su mejilla rozando tu piel. Paraíso, eso era, paraíso en toda su extensión y por eso Jungkook se sentía el ser más afortunado del planeta.

No pudo evitar abrazar el chico por la espalda para acercarlo un poco más. Cuando se trataba de Jimin, Jungkook se comportaba de la misma manera que lo haría un drogadicto quien nunca se encontraba satisfecho con la cantidad que consumía. Intentó ser suave para no interrumpir el sueño del peli-rosa, pero aunque lo intentó pronto sintió al chico comenzar a removerse sobre su pecho dando la señal de que ya estaba despierto como el.

— Buenos días, Mariposa.

Jimin se frota los ojos como un niño pequeño y luego mira a Jungkook sonriendo profundamente. Estaban tapados por las sabanas de la cama del primero y aún desnudos bajo estas, pero poco importó mientras se fundían en un abrazo apretado con el que se inciaría un nuevo día.

— Buenos días, Kook —susurra Jimin con la voz un poco ronca gracias a la somnolencia— ¿Haz dormido bien?

Jungkook giró su cuerpo sobre la cama para enterrar su cabeza entre la almohada y el cuello de Jimin. ¿Qué si había dormido bien? Ni siquiera recordaba algún momento en el que se sintiese tan jodidamente cómodo y feliz. Jimin no tenía idea de lo que preguntaba y Jungkook no tenía idea de como contestar sin parecer una maldita colegiala enamorada.

— Perfectamente, Mariposa.

Jimin le da pequeños besos en la mejilla mejilla y Jungkook simplemente se deja mimar. Quería quedarse en ese lugar para siempre, con su chico al lado sin que el resto del mundo importase. Jungkook era una persona sencilla y lo seguía siendo. No necesitaba más que al lindo peli-rosa en su vida para que esta fuese maravillosa. Eso lo había comprobado desde que fue lo suficientemente valiente como para intentar algo con el y lo tendría considerado el resto del tiempo que le quedaba de vida. Estaba seguro de eso.

— Creo que es hora de que comamos —susurra Jimin soltando una leve risa—. Hay que consumir la pisa que dejamos en el olvido ayer, ¿no crees?

Jungkook ni siquiera se había acordado de que tiró sobre el escritorio la pizza como un verdadero animal y ahora que Jimin lo había mencionado su estomago rugió fuertemente, dejando en evidencia su apetito. Riendo un poco más fuerte que sus jugos intestinales Jimin quita las sabanas de la cama para salir de esta y buscar en su armario un pantalón de pijama antes de ir a la cocina a recalentar la pizza. Jungkook estuvo atento a cada movimiento, no solo porque quería que Jimin volviese a la cama, sino también porque este estaba desnudo y tenía una gloriosa vista hacia el culo más apetecible que alguna vez vio.

— ¡Deja de mirarme, descarado! —chilla Jimin cuando se da cuenta de lo que esta haciendo y Jungkook revolotea los ojos.

— No es culpa mía que tengas un culo de maravilla, Mariposa.

Agridulce ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora