Bonus

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Para mí, las clases comenzaban una semana antes que para Álex. 

Pensar en el verano y lo raro que fue estaba prohibido mientras hacía el equipaje. Nunca había tenido tanta acción en tan poco tiempo y esperaba no tener que volver a vivirlo. Hace tres meses me había marchado de mi departamento y ahora, en el momento de regresar, sentía que habían pasado años. 

Esperaba nunca volver a decir que un día fue el peor de mi vida. Porque la vara ya estaba muy alta, y si algo era peor a todo lo que había sentido y experimentado, no quería saberlo. Me entregaba plenamente a una vida tranquila y normal.

Mi antigua compañera de habitación se había ido a estudiar los próximo dos años a Brasil por una beca en un programa de intercambio y hacer entrevistas a personas interesadas en un piso no sería fácil. Había dejado un aviso en internet y al menos una docena de chicas y chicos se habían comunicado conmigo.  Y mientras elegía a alguien, tendría que encargarme yo de la renta.

-- Estas muy callada hoy -- La voz de Álex llegó a mí, sacándome de mi trance. Le sonreí. Él tenía su equipaje listo y en el vehículo. Durante su última semana libre se quedaría conmigo y me ayudaría a elegir a quien compartiera conmigo el departamento.

-- Se siente extraño volver a marcharme.

La primera vez que me había ido sentí miedo. Podía recordar el pánico que tenía al darme cuenta que tendría que aprender a vivir sin mi familia y sin Álex a mi lado todo el tiempo. Ahora ya no había miedo en mi mente, si no una extraña calma. Era como estar en un sueño. 

-- Ya sabes, ellas se van a hacer cargo muy bien de esto. Es como si hubieran nacido para tomar el puesto.

-- Probablemente lo hicieron. La única persona de esa familia que parece no querer ese puesto eres tú, Álex. Eres como la oveja negra de los hombres lobos -- Hice una pausa -- ¿Alguna vez has pensando en que afectó que nos hayamos conocidos tan jóvenes? -- Negó con la cabeza -- Si no hubieras sido mi mejor amigo de infancia y te hubiera conocido durante el verano, cuando llegaron todos esos problemas, nunca me hubiera quedado a tu lado -- Confesé -- Supongo que la única forma que el destino encontró para que permaneciéramos juntos fue acercarnos como unos niños.

-- Además de haber gozado de una muy linda infancia juntos.

-- Voy a esperar que tengas la cena lista cada vez que regrese a clases esta semana. Siempre llego a casa hambrienta.

-- ¿Alguna vez no lo estás? -- Me encogí de hombros. No lo iba a negar. Cerré la maleta y me senté sobre ella, mirando a mi... a esas alturas no tenía idea que éramos -- Creo que te has olvidado de algo aquí.

Me quejé. No cabía una sola cosa más en mi maleta. A regañadientes, me levanté y acerqué a la cama para ver a que se refería Álex, pero no había nada en el lugar que él había señalado. 

De pronto sentí unas manos en mi cintura que me levantaron y en cuestión de segundos me encontraba acostada en mi cama con Álex a mi lado. Los brazos de él estaban aprisionandome contra su cuerpo  mientras él me besaba el cuello, el rostro y los labios entrecortadamente. 

-- Basta -- Me esforcé por decir, mientras reía. Pero no me quería ir allí. Me hacía sentir feliz -- Necesitamos viajar toda la noche para tener tiempo para poner en orden el departamento -- Murmuré -- Deberíamos irnos ya.

-- Solo cinco minutos más.



Behind the glassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora