Capítulo 38: Ángel

3K 304 579
                                    


Toma un ángel por las alas

ruégale ahora por todo

ruégale ahora por otro día más 



Pov's Dipper



La lluvia no ha parado desde que Marchosias y los demás han salido. Y han pasado cinco días desde eso. 

La desesperación y la incertidumbre comienza a espesarse más en el aire de la Cabaña. 



- Vaya diluvio- dijo Pacifica, recargándose en mi hombro- ¿Crees que pare?

- No lo sé, linda- le respondí, desviando la mirada del libro que estaba leyendo a sus ojos- Quizá sólo sea que estamos en Otoño...


Pacifica posó su mano en mi mejilla de forma reconfortante y me sonrió con dulzura.


- Te conozco lo suficiente para saber que estás haciendo excusas. Bill controla el clima... y algo trama. Quizá quiera hacer su versión del Gran Diluvio de Noé

- No sabía que conocías ese relato- dije, tratando de desviar el tema. Lo cual, logré.


Ella rió.

- Mis abuelos eran católicos y de pequeña me contaron esas historias- ella se encogió de hombros- Me las aprendí de alguna forma


Sonreí y seguí leyendo, mientras Pacifica volvía a hacer macramé y tarareaba una canción. Suspiré para mis adentros cuando dejamos de hablar de Bill. No lo necesitaba en estos momentos, no cuando tengo a Pacifica. Y ella es más que suficiente.

Así, todo parecía tranquilo y normal. Parecía como si no hubiera fin del mundo y sólo fuéramos unos adolescentes en pleno "hechizo de amor".


Desgraciadamente, esto no era así. Sí había fin del mundo, con un demonio demente intentando inundarnos.


Seguía expectante por la llegada de los otros. Su atraso ha llamado la atención de todos, y ha desatado la preocupación de todos. Incluyéndome.


El nudo en mi pecho no se iba. Marchosias había dicho que no tardarían mas que tres días máximo. Y han pasado cinco.


Me asusta de sobremanera pensar que no pudieron hacer la invocación por el hecho de haber sido capturados por Bill, u otra cosa mucho peor.


El suelo comenzó a temblar sutilmente, pero comenzó a incrementar conforme los segundos. Comienzo a acostumbrarme a éstos de lo frecuentes que han sido últimamente, pero sé que Pacifica no.


Tomé la mano de Pacifica al sentir el sismo y ella se aferró a mi. Cayeron al piso varias pinturas antes colgadas y los gritos de pánico surgieron sin tardía.

Pacifica se aferró mas a mi y yo la abracé, en gesto protector.


Esperamos abrazados a que pasara el extraño temblor. Este es el cuarto desde que se fueron.

•~Nada Ha Cambiado ~•~BillDip~• #PremiosGravity2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora