❅ | 18 | ❅

67.1K 6.7K 1.4K
                                    

Giselle.

Mi cabeza duele. Me siento como si estuviera flotando. Mis párpados cerrados bailan al compás de mis glóbulos oculares mientras intento volver a recobrar la consciencia.

Me siento un poco confundida y desorientada. Siento una presión increíble en la cabeza que solo se pone peor conforme los sonidos a mi alrededor empiezan a cobrar vida.

— Tuve un sueño muy raro... — balbuceo, abriendo de forma lenta y perezosa los ojos.

« Sí. Eso debió ser todo, un sueño », pienso mientras mis ideas no llegan a ser del todo claras. Sí. Todo lo anterior no debe ser nada más que un simple sueño. Y es que, ¿quién puede culparme por cree eso?

— Giselle... — La voz preocupada de Chase, desde algún lugar, me hace centrar mi intención en buscarlo.

En primera. No sé dónde estoy. El paisaje con árboles y nieve ha sido reemplazado y solo puedo ver lo que parece ser el interior de un auto que, sé de inmediato, no está en marcha. Aun desorienta, busco con la mirada a Chase y parpadeo un par de veces cuando su rostro preocupado aparece en mi campo de visión.

— ¿Estás bien...? — Cuestiona, levantando una ceja.

— ¿Qué pasó...?

— Estábamos hablando y... bueno... te desmayaste.

Me quedo un momento en silencio, observando aquel lindo color que adorna su iris. De pronto, imágenes inconexas asaltan mis recuerdos.

Él.

El Yeti.

Una misma persona.

Claro...

Súper casual.

Algo de todos los días...

Niego con la cabeza, sintiendo que la confusión vuelve a acunar mi sistema.

Mierda.

Mil veces mierda.

El calor que irradia su cuerpo se ha vuelto más intenso, sin embargo, no puedo evitar sentir que se me eriza la piel. Soy incapaz de hablar. Estoy aterrada y confundida al mismo tiempo.

De cierta forma me siento culpable por tenerlo en esta situación, con esa expresión preocupada que adorna su semblante. Él es el chico de mis delirios, pero no se me es fácil procesar el hecho de que sea una bestia, un hombre yeti...

¿Cómo se reacciona en este momento?

Nunca he entendido el miedo que las personas sienten por lo desconocido, pero en este momento, mientras me encuentro en esta posición tan abrumadora y alocada, todo queda claro para mí. No es normal ver a un chico convertirse en algo que se supone no debería existir y sentir atracción por esa cosa es aún peor.

No sé qué sentir en este momento mientras lo tengo a mi lado. Bueno…, de hecho lo tengo sobre mí, entre mis piernas, sin aplastarme, en los asientos traseros del que, adivino, es su auto.

Mis ideas son un caos. No sé qué pensar mientras siento su calor abrazar todo mi cuerpo, un calor que alguna vez fue agradable y en este momento se ha vuelto... más intenso y aterrador.

— Tú... Yeti... uhm. — Gimo, incapaz de formar una oración inteligente y con sentido.

— Sé que es loco — empieza, quitándose de encima para que yo pueda incorporarme.

— ¿Loco? ¿Solo loco? ¡No! — Niego con la cabeza —. Esto es mucho más que loco...

— Giselle... — Empieza suavemente, estirando su mano mano para tomar la mía — Solo trata de tener una mente abierta, ¿sí? — Pide, después de largos minutos de silencio.

Dulce Debilidad © Libro 1 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora