Llegó a su casa sumamente cansada y dispuesta a dormir, cuando vio algo que no pudo creer. Todas las luces de la gran mansión estaban encendidas y la puerta principal yacía abierta.
- ¡Esto no puede estar pasando! - gritó en cuanto vio a varios hombres sacando los muebles del lugar. - ¿Qué les pasa? ¡Suelten nuestras cosas!
- Me temo que eso es imposible. Tenemos una orden de embargar esta casa. - le respondió un hombre que no cargaba los muebles, sólo revisaba una lista.
- ¿Qué? Pero... ¿A dónde voy a ir yo?
- ¿Crees que nos importa? - le contestó. - De todos modos, esta noche aún puedes dormir aquí, ya que no acabaremos de sacarlo todo. Pero para mañana deberás irte.
- ¡Agh! Son unos ineptos... ¡Ya verán! - dijo enojada a la par que entraba como rayo a la mansión.
Corrió hasta su habitación y se lanzó a su amplia cama para rápidamente sacar su teléfono celular y marcar un número que sabía de memoria.
- ¡Papá! - exclamó cuando una voz le contestó del otro lado de la línea.
- ¿Mimi? ¿Por qué llamas a esta hora? ¿Sucedió algo? - preguntó preocupado el señor Tachikawa.
- ¡Unos idiotas están sacando los muebles de la casa! Dicen que la van a embargar y que mañana mismo debo irme.
- Oh... no pensé que lo harían tan pronto.
- ¿Qué? ¿Tú sabías de esto? - preguntó con algo de coraje e impotencia. Había sido un día horrible y ya no aguantaba las lágrimas.
- Lo siento, hija... pero en verdad estamos en la ruina.
- Papá... por favor vuelve. - susurró sollozando. - Yo... yo no puedo sola.
Hubo un prolongado silencio por parte de ambos.
- Aguanta un poco más, cariño. - la consoló. -Yo no puedo volver en estos momentos, necesito conseguir dinero.
- ¿Entonces qué esperas que yo haga? - gritó con desesperación liberando su llanto.
- Calma, princesa. - hizo una pausa. - Anota este número.
- Papá... - se quejó.
- Sólo deberás quedarte un mes o dos con esta persona... estoy seguro de que aceptará recibirte.
Mimi no estaba nada convencida, pero la verdad no tenía otra opción. De su bolso sacó una libreta rosa y una pluma del mismo color, dispuesta a anotar el teléfono.
- ¿Quién es? Dame el número. - dijo con resignación, limpiándose las lágrimas con su mano libre.
- Lo recuerdas, ¿no es así? - hizo una pausa. -Su nombre es Joe Kido.
- Joe Kido... - susurró Mimi repitiendo las palabras de su papá a la vez que anotaba el nombre del susodicho.
Pero de pronto ese nombre resonó en su cabeza y la hizo reaccionar.
- ¿Joe Kido? Papá, ¿hablas enserio? ¿Te quedaste sin amigos? - exclamó comenzando a desesperarse. - ¿Es la única persona que se te pudo ocurrir? ¿En verdad quieres que vaya con ese sujeto?
- Hey... Mimi...
- ¡NO! Ni lo pienses.
- Por favor... ahórrame esta preocupación.
- Si en verdad te preocuparas por mí, ¡me habrías llevado contigo!
- Sabes que me es imposible tenerte aquí...
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Dream High (AU)
FanfictionMarinette es una talentosa y arrogante estudiante de canto clásico, famosa por su gran voz y prometedor futuro. A causa de problemas financieros de su padre, se ve obligada a dejar su sueño y a postular en la Escuela de artes Kirin. A pesar de su...