037.

136K 13.2K 6.6K
                                    

El cielo estaba oscuro, tuvo que sentarse a un costado del ventanal para poder observar la noche poblada de estrellas que estaba tomando a lugar justo en frente suyo. Todo estaba en silencio seguramente porque eran las cuatro de la mañana y tanto su madre como Jungkook se encontraban durmiendo intentando descansar un poco el cuerpo y la mente. Jimin debería estar haciendo lo mismo, pero simplemente se le hace imposible con el torbellino de pensamientos en el que se ha convertido su mente durante el último día.

Su padre había vuelto y quería llevarlo con él.

La idea le causaba escalofríos y se ponía rígido de tan solo imaginarlo. Luchó tanto tiempo para poder adecuarse a su forma de ser, sin importarle las miradas de odio ni la discriminación constante. Le era inevitable asegurar que su padre le haría retroceder años de intentos por auto-amarse y se negaba a darle aquello. Había puesto mucho esfuerzo, le gustaba ser femenino aunque al resto le pareciese extraño y, más importante aún, había encontrado a alguien que lo amaba sin importar los detalles de su personalidad. No quería tirar eso a la basura por un extraño que le abandonó diez años atrás al no ser capaz de comportarse como un padre comprensivo que apoyaría en todo a su hijo.

Inevitablemente abrazo sus piernas y escondió el rostro entre las rodillas para comenzar a llorar y amortiguar el ruido. Sus ojos ya estaban bastante hinchados al haber estado sollozando durante horas, pero era como si algo se hubiese activado en su interior liberando todas aquellas lagrimas que estuvo guardando durante su infancia y que ahora encontraban otra vez el motivo para correr lejos de sus ojos. Le dolía, le dolía todo gracias al miedo que le carcomía por dentro.

— Deberías volver a la cama, Mariposa.

Alzó el rostro encontrándose con la mirada dulce de Jungkook siendo iluminada por el reflejo de la luna. Le fue inevitable apoyar su cabeza en las rodillas sin dejar de observarlo, disfrutando de aquella belleza natural que emanaba el castaño aunque llevase el cabello despeinado y las ojeras se le acentuarán en el rostro.

— Creí que no te había despertado al bajar —contesta finalmente—, lo siento.

Jungkook se le acerca para tomar asiento justo a su lado. Apenas le mira porque parece estar bastante absorto en el cielo y Jimin no le culpaba. Era raro ahora encontrar noches tan estrelladas como esa.

— Siempre me doy cuenta cuando sales de la cama —admite Jungkook casi en un susurro para si mismo—... No puedo seguir durmiendo cuando no te siento a mi lado, supongo que me he acostumbrado demasiado a ti.

A Jimin se le dibuja una pequeña sonrisa en el rostro, muy corta, pero realmente genuina. Todo gracias al chico que tenía justo a su lado y que hacía que su corazón latiese a mil por hora.

— ¿Acaso Jeon Jungkook se ha enamorado de mí? Eso sí que no podría creérmelo.

Aquello sale con ligereza de su boca y apenas nota lo que ha dicho en realidad. Intentó que sonase gracioso como siempre bromeaban entre ellos, pero se dio cuenta de que Jungkook no lo tomó así. El chico miraba hacia el piso de forma seria, con el semblante perdido en la nada. Por un momento Jimin pensó que lo había arruinado, que quizá era demasiado pronto para hablar de temas así, pero cuando escuchó las palabras de Jungkooo el corazón casi se le sale del pecho.

— ¿Algún problema con eso? Ha sido inevitable para mi.

Las mejillas se le tornan rosadas porque a pesar de que Jungkook haya hablado con aquel tono tosco que empleaba el noventa por ciento del tiempo Jimin sabía que aquella era una declaración, por más tonto que sonase.

— ¿Es enserio? —Le pregunta sin poder creerlo por completo, quizá lo comprendió mal— ¿Es enserio, Kook?

Y Jungkook por fin se digna a mirarlo aunque se siente débil. Bajo la luz de la luna ambos chicos comparten un silencio de al menos unos segundos y tan solo se puede escuchar sus respiraciones. Ni siquiera sabían por qué estaban tan nerviosos después de haber avanzado tanto.

Agridulce ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora