Nadie debería hacer tratos con Bill Cihper.
Esta historia nos sitúa en un recóndito lugar que muy pocos conocen, Gravity Falls, donde ocurrió lo que pocos creían posible. Unos aseguran que fue como el fin del mundo, otros dicen que fue un demonio, p...
- ¿entonces solo debo darle unos malditos libros que se encuentran en esa aburrida y estafadora cabaña? - me cuestioné para mis adentros.
Me encontraba a unos metros de la cabaña, centada en el césped descuidado que en ocasiones me daba comezón.
Desde hace unos días me había puesto a pensar en las posibles ventajas y desventajas de hacer tratos con el chico amarillo, el cual de vez en cuando se cuela literalmente en mis pensamientos para decirme frases alentadoras para intentar ganarse mi confianza, lo único que razono cuando hace eso es: "¿está tan desesperado?" Aunque simplemente podría ser su actitud egocéntrica y explosiva.
A decir verdad no tenía mucho que perder, y me encontraba muy aburrida desde ya hace varios años, así que por momentos me convencía de que podría no ser tan mala idea, sin embargo, luego volvía mi lado racional a decirme que es algo ridículo, que para empezar una criatura de esa clase ya es extraña, y hacer tratos con esa cosa no sería lo más listo del mundo ¿pero qué haces cuando tus emociones te ganan? Es cuando tomas las decisiones viscerales de las que puedes arrepentirte o no. Rezaba por no tener un cambio de ánimo drástico que me hiciese cambiar de parecer y aceptar el trato de "Bill".
- ¿y tu libro? - cuestionó en tono burlón el chico de aspecto sombrío.
- ¿y tu dignidad?
El chico bufó mientras desviaba la mirada y se dirigió a la cabaña, seguramente en busca de la chica pelirroja que trabaja ahí pues, por lo que me he dado cuenta, ella es de su agrado, aunque a ese chico no le veo posibilidad con alguien tan "cool". Hablando de ella, justo la vi salir de la cabaña, pero el chico se quedó congelado, ¿tan inseguro está? Molestarme ya no le funciona para tomar valor.
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Y aunque me gustaría decir que sus estúpidas palabras no me llegan, son esos pequeños detalles que se van quedando guardados muy adentro, y temo que un día mi cordura explote.
Miraba al chico torpe intentar hablarle a la pelirroja, quien parecía divertirse con sus tonterías. Solo su mundo podría ser de color, digo eso porque, a decir verdad, hay ocasiones en las que me miro en blanco y negro, sin gracia alguna y sin una meta qué perseguir.
- incluso algo como una "meta" te puede ser otorgado... A cambio de libros viejos...
De nuevo él merodeaba por aquí, sin embargo solo escuchaba su irritante voz, ya que, por más que lo había intentado ocasiones atrás, nunca lo encuentro.
(...)
- ¡no puedo creer que una vez más hayas fracasado en la junta de trabajo! - gritó furiosa mi madre mientras mataba a papá con la mirada.
Esto es lo que uno se encuentra al llegar a casa, al menos yo sí. Tener dinero no lo es todo, ¿cierto? Intento no quejarme de mi vida, no quiero parecer la chica mas "única y diferente" del mundo.. bueno, una de miles. Simplemente intentaba no escuchar esos gritos que eran usuales al menos una vez al año, y es que no todo les va bien en el trabajo. Supongo que es comprensible.
