❅ | 22 | ❅

61.8K 6.8K 2.6K
                                    

Giselle.

Mi padre nos está mirando de una forma que me hace sentir expuesta, incómoda, nerviosa y extraña.

Recién acabamos de cenar; sin embargo, yo apenas y he podido probar bocado. El nudo que se ha instalado en mi garganta no me deja respirar con libertad, mucho menos me ha dejado probar bocado alguno. Maldita sea. Estoy tan tensa que, de hecho, no hice nada más que pellizcar pan, esperando el momento que papá empiece con su interrogatorio. Para mi suerte, ese momento que aún no ha llegado.

Chase, por otro lado, se ha comido todo y ha logrado que el ambiente incómodo se disuelva, logrando hacer reír a Sophie y a Hannah con sus ocurrencias. Aún así, con papá es diferente. No se rió ni una sola vez, solo se dedicó a comer y mirar de manera inescrutable a Chase y a mí, como si estuviese buscando algo... justo como lo está haciendo ahora.

Chase sostiene mi mano con fuerza, una clara señal de lo nervioso que está. Aún así, mantiene una postura relajada y no lo da a notar. Me parece grandioso que él no se muestre intimidado debido a la forma tan intensa en la que mi padre lo examina, como si con eso – con solo una sola mirada – lograra saber todo lo que necesita y quiere saber de Chase.

— Entonces..., Chase — mi cuerpo se tensa ante el tono de mi padre, tan bordes y serio —, ¿qué planeas hacer al terminar la escuela?

El chico a mi lado se aclara la garganta y dice:

— Bueno, mis planes por ahora son claros: tengo en mente tomar la carrera de medicina y luego... no sé.

Mi padre arquea una de sus cejas.

— ¿No sabes? Creí que tus metas eran claras, Chase.

— No lo sé, Liam, ¿qué quieres que te diga? Tal vez quiera casarme y tener una familia, pero ahora mis únicas intensiones son estar junto a Giselle.

Mi mirada se encuentra con la de Hannah, quien solo me sonríe, como si quisiera decirme que todo está bien. Vuelvo a mirar a mi padre y siento que mis hombros pierden tensión cuando lo veo sonreír.

— Siempre tan honesto, Lachowshi.

Chase se encoje de hombros.

— ¿Qué puedo decir? Es una de mis facetas.

Mi padre le da un trago a la copa llena de vino que sostiene en su mano derecha.

— ¿Aún sigues dibujando, Chase? — De pronto, Sophie es la que pregunta, sentada junto a Hannah.

El chico a mi lado asiente.

— Sí. Así es Sophie. Es un pasatiempo que en serio me gusta.

— ¿Te gusta dibujar? — No puedo evitar cuestionarle, sorprendida por esta información.

Me mira y asiente.

De pronto lo recuerdo a él, con un cuaderno azul y un lápiz en la mano. Siempre lo vi con él, perdido entre las páginas de la libreta. ¿Será que lo que hacía era dibujar?

— ¿Qué dibujas?, ¿acuarelas, retratos, grafitis...?

— De todo. Me gusta más hacer retratos, rara vez cojo un pincel y me pongo a pintar cuadros, pero también puedo hacerlo. Es algo que heredé de mi madre. El amor al arte.

— ¿Me mostraras tu trabajo algún día?

Sus ojos azules se iluminan por un corto plazo de tiempo en el que no puedo evitar quedar. El momento es extraño. Sus ya intensos ojos azules se han vuelto brillantes de pronto, por un segundo que es tan fugaz que no puedo apostar si pasó realmente.

Dulce Debilidad © Libro 1 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora