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Algunos días habían pasado luego de lo que había sucedido con la habitación del padre del pelinegro.
YoonGi se encontraba en su estudio terminando uno de los trabajos que necesitaba entregar dentro de dos semanas. JiMin estaba sentado en uno de los pequeños sillones individuales, donde recostaba su pecho sobre el respaldar al igual que su mentón estaba apoyado sobre este, mientras mantenía sus ojos sobre YoonGi, observando cada movimiento que hacía; de la forma de lo rápido que dibujaba haciendo resonar el lápiz de la tableta.

—YoonGi hy- —no pudo terminar la oración por que el timbre sonó, haciendo eco en el departamento.

YoonGi siquiera había escuchado el ruido, demostrando esto por que no se movió ni un milímetro mientras se sumergía en sus pensamientos. JiMin por un momento dudó si abrir la puerta o no. Decidido, se levantó y se dirigió a la puerta de entrada, y con un poco de temor entre abrió la puerta asomando su cabeza dejando ver tan solo sus almendrados ojos.
El chico que estaba fuera del hogar ladeó la cabeza junto a una pequeña sonrisa.

—¿Qui-quién es?— pregunto el castaño claro mientras se mantenía en su posición intentando no caer.

—Oh, hola, ¿aquí vive Min YoonGi?— preguntó amablemente el chico alto tras la puerta.

—S-si— respondió casi en un susurro mientras bajaba lentamente sus orejitas y su cola dejaba de menearse de un lado a otro.

—¿Me dejarías pasar? tranquilo no soy ningún extraño— el amable chico alto se acerco un paso mas a la puerta de la entrada.

JiMin, confiando en el amable chico alto, lo dejó pasar. Cuando abrió la puerta se “escondió” tras esta mientras el chico entraba. En ese pequeño transcurso, cuando se dio cuenta el amable chico alto ya no se encontraba en la sala. En cuanto por fin cerró la puerta, se escucharon unos gritos, los cuales provocaron en JiMin miedo y preocupación por su hyung, pensando que no debió haber dejado entrar a ese extraño chico.
El pequeño castaño se acercó lentamente al estudio de YoonGi, del cual se escuchaban los sonoros gritos.

—¡TU, DESGRACIADO!— esa era la nueva voz que acababa de conocer, lo que le preocupó en demasía, maldiciendose por haber dejar que pasara el otro chico.

—¡ESTOY TERMINÁNDOLO! ¡DEJA DE ALTERARTE TANTO MALDITA SEA!— cuando JiMin escuchó el ultimo grito, notó que era su hyung, oyendo a la vez como caían cosas al suelo haciendo retumbar el ruido en toda la habitación.

JiMin tropezó cuando quiso tomar el picaporte de la puerta del estudio. Cayó hacia adelante dejando a la vista idea de que estaba “espiando”.
Se encontraban de rodillas en el suelo con sus pequeñas manos en su rostro por la vergüenza y miedo a que le hiciesen daño.

—Lo siento lo siento lo siento— repetía una y otra vez con su cabeza baja sin llegar a mirar nada por sus manos.

Escuchó unos pasos acercarse a el, esperando que sea su hyung para poder disculparse y llorar como siempre lo había hecho en sus brazos.

—JiMin— escuchó una voz tierna de parte de quien le hablaba.

El pequeño castaño despegó sus manos de su rostro con lentitud, al igual que levantó este con la misma velocidad. Esperaba que fuese su preciado hyung, pero no era él, era aquel muchacho que dejó pasar anteriormente al hogar.

—¿Puedes ir a esperar a la sala? YoonGi y yo tenemos que hablar de trabajo— mientras el alto chico hablaba JiMin no despegaba sus pequeños ojos de YoonGi, quien tenía sus codos apoyado en la mesa mientras sostenía su cabeza con sus huesudas manos enterradas en su cabellera oscura.

JiMin no dijo nada y salió casi corriendo del lugar. En vez de ir a la sala a esperar, fue a la habitación donde ahora su hyung y el dormían.
Cuando llegó, cerro la puerta dando un portazo y se tiró a la gran cama con lágrimas en los ojos.

—Perdón, lo siento tanto... No debí dejarlo entrar— repetía el castaño una y otra vez. Se hacía bolita entre las cálidas mantas sin intención de querer salir de aquel sitio.
Escuchó unas voces pasar por fuera de la habitación y oír la que creía ser la puerta de entrada cerrarse y pasos apresurados al cuarto donde el pequeño rollo que mantas se encontraba sollozando.

La susodicha puerta de mi habitación estaba siendo abierta por un pelinegro el cual estaba preocupado aunque no lo demostrase, preocupado por su nuevo integrante del hogar.

—¿JiMinie?— se oía suave y baja aquella voz lejana.

JiMin se estaba cayendo a epasmos con cada paso que YoonGi hacía en dirección a él.

—¿Podemos hablar, Minie?— JiMin sintió la orilla de la cama hundirse y una gran mano posarse sobre uno de los costados de su espalda.

Estaba claro que JiMin no saldría de allí por el  trauma que le habían dejado, con temor a que sucediese nuevamente, a que se repitiese, como aquel día que lo marcaron con un hierro que tenía un color a fuego vivo, mientras era sujetado por unas cuerdas horribles que dejaban espantosas marcas que jamás se irían.

—¿JiMin?¿Te encuentras bien?— el pelinegro sacudió levemente al pequeño rollo de mantas sobre su cama, temiendo a su le hubiese sucedido algo a aquel chico de rasgos mininos.

JiMin rodó por la cama sin quitar el montón de mantas que lo cubrían y abrazaba a la vez. JiMin tenía miedo, claro estaba, aunque antes sucedió lo mismo y YoonGi le hubiese demostrado que no había a que temerle, él seguía con ese constante miedo a que lo lastimen de nuevo.

YoonGi tomó uno de los bordes de las grandes mantas y tiró suavemente de este, provocando que otras finas frazadas cubrieran el pequeño cuerpo de JiMin.

Cuando quitó las demás sábanas, observó como el pequeño chico se quebraba aun mas en cada uno de esos sollozos, en cada espamo, con cada lágrima.
Inmediatamente, el mayor lo sacó rápidamente de allí y lo atrajo contra sus brazos para decirle que rodó estaba bien.

—¿Porqué lloras Minie? ¿Qué sucede?—. YoonGi limpiaba con sus pulgares cada lágrima que se atrevía a escapar de sus hinchados ojos.

—E-es que... D-dejé entrar a-a aquel chico... Y-y él le gr-gritó a usted— al terminar de hablar el castaño, soltó el aire que estaba conteniendo desde que comenzó a hablar, para poder tirarse al fin a los brazos de su hyung, quien lo recibió sin ningún problema.

—Él es así, es el subjefe de la compañía donde trabajo. Él vino por unos dibujo atrasados que debía. ¿Recuerdas qué te mencioné que tenía trabajo por terminar? Bueno, ese chico vino por ese mismo trabajo, se exaltó por que dentro de unas semanas hay que entregarlo y el movimiento de la empresa es algo lento— explicó el pelinegro acariciando la clara y suave cabellera del menor.

JiMin tan solo asintió refugiándose entre los protectores brazos de su hyung, intentando tranquilizarse con el fuerte aroma varonil de YoonGi.

YoonGi no quería hacer llorar a JiMin de nuevo.

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Dije que no quería atrasarme tanto pero el colegio me mantiene ocupada.

💫Perdón💫

Y si se lo preguntan, si, SeokJin es el amable chico alto.

Gracias por leer esta kk ♡

Nos leemos.

•Moon🌙

My Little Cat |YoonMin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora