La noche del rayo

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El sol ya empezaba a ponerse tras los grandes edificios de la ciudad. A medidaque la oscuridad del ocaso se extendía, las luces de las viviendas se ibanencendiendo. Los bares y restaurantes ya estaban dispuestos a abrir pararecibir nuevos clientes. Aquella no era una noche normal de verano, era sábado.Y como todos los sábados, la gente quería encontrarse con la familia y losamigos, salir a cenar. Había tantos tipos de cenas como estrellas hay en elfirmamento, cenas románticas, familiares, de trabajo, cenas entre grupos deamigos, planes de encargar comida y ver una película en casa... Mas tambiénhabía peligro a partir de la medianoche, ya que muchos jóvenes bebían en sustípicos botellones. Aquel alcohol que tanto ansiaban les robaba el sentido dela razón y acababan robando, peleando los unos con los otros por cualquiertontería, y, al final, siempre acababan destrozados por el suelo, algunosincluso en el hospital debido a algún accidente de moto, de coche, osimplemente de un coma etílico. Aunque todavía faltaba para la medianoche.

Por la puerta de un bar entraron cuatro amigos dispuestos a recoger su comida. Los padres de una de las chicas, Valeria, estaban cenando en un restaurante los dos solos y, por lo tanto, su casa estaba vacía, una ocasión perfecta para comer en su casa con sus amigas mellizas Noelia y Elena, su amigo Henry y su hermana pequeña Carmen. Todos ellos tenían una pasión en común: la música. A Valeria le gustaba el trabajo de DJ, ese oficio de hacer que todos disfrutaran de la música en todo tipo de ocasiones, desde una pequeña fiestecilla hasta algo importante que se celebre en la ciudad. Su ejemplo era su tío Dj Abel, que siempre había estado encargándose de la música en varias ocasiones. Noelia era pianista, llevaba ya dos años en el conservatorio de la ciudad, en el cual solo admitían a los mejores. Elena no tenía muy claro qué era lo que más le gustaba de la música. Adoraba usar los altavoces y bailar. Sus amigas siempre pensaron que Elena podía ser una gran bailarina. A Henry le gustaba un poco de todo. Hubo una temporada en la que quiso aprender a tocar el piano, luego, cuando le regalaron el equipo de música a Valeria, disfrutaba mucho poniendo su música... y lo seguía haciendo. Pero él tenía un talento oculto, del que solo Valeria se había dado cuenta. Algunas noches estaban paseando con la pandilla cuando por algún motivo alguno de los dos cantaban un trozo de canción y se callaba, y el otro seguía, y frase a frase construían la canción. Valeria pensaba que Henry no cantaba mal, aunque para cantar una frase no había mucho que ver. El momento clave para que Valeria se diera cuenta del talento de Henry fue una noche que comieron en casa de Noelia y Elena. Estaban viendo en la tele Doraemon Land e inconscientemente se pusieron a cantar. Valeria se dio cuenta de la perfección de Henry a la hora de cantar y se calló por unos instantes. Se lo dijo, pero Henry no la creyó. Mas iba a cambiar de opinión pronto.

Los amigos llegaron a la casa de Valeria y soltaron la comida sobre la mesa. Mientras Valeria estaba cogiendo los vasos, miró al cielo nocturno y se percató de que se estaba llenando de nubes. Ya todos sentados en la mesa, comenzaron a comer. Valeria había pedido dos burritos con salsa kebab, Noelia media pizza picante, Elena había pedido una enchilada y Henry una hamburguesa arizona. Carmen había pedido nuggets de pollo. Ya terminada la cena, Henry y Valeria salieron al balcón para planear una broma a las demás, que estaban tranquilamente en la sala de estar viendo la tele. Estaban viendo Hora de Aventuras, ya que Carmen tenía siete años y solo quería ver dibujos animados.

Desde aquel balcón, Henry y Valeria pensaban un plan mientras contemplaban las luces de la ciudad. Debajo de ellos, coches y algunas motos; justo delante, edificios y más edificios. Y al fondo de aquellas vistas, podían divisar una gran antena, la perteneciente a la televisión, la antena de los estudios de Mediaset. De pronto algo mojó la mano de Valeria. Era una gota de lluvia, la cual fue seguida por otra gota, y ésta por otra más, y así hasta que empezó a llover muy fuerte. Ellos podían seguir allí ya que el balcón del piso de arriba les servía de techo. Sin embargo, no quisieron seguir allí ya que corrían peligro. El cielo se iluminó, seguido de un gran trueno que hacía incluso vibrar los cristales de la casa. Iban a cerrar la ventana, pero entonces, vieron perfectamente, con sus propios ojos, cómo un rayo caía sobre la antena de Mediaset.

Los dos jóvenes salieron corriendo hacia la sala de estar. La tele estaba encendida, pero había perdido la señal.

– Voy a desenchufar las cosas. Están empezando a caer rayos.- dijo Valeria.- Acostad a Carmen.

En ese momento, Valeria fue a desenchufar la tele. De pronto, algo empezó a tirar de ella. No sabía lo que era, tampoco veía nada.

– ¡Henry, ayuda!.- gritó.

Las mellizas oyeron el grito desde la habitación de Carmen. Entonces corrieron hacia la sala de estar y no pudieron creer lo que vieron sus ojos. No vieron mucho, lo suficiente para saber que Valeria y Henry habían sidos absorbidos por la tele, sin que ellas hubieran podido hacer nada.

Tele-artistasWhere stories live. Discover now