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Giselle.

— ¿Podrías cerrar la boca? — Pregunto, tratando de mantener la seriedad mientras observo a mi hermanastra. Sin embargo, no puedo. Una sonrisa tira de la comisura de mis labios, y quiero gritar por ello.

Es difícil hacerme la desentendida cuando Hannah está ahí, sentada en mi cama, viéndome de esa forma que solo causa que los recuerdos de anoche nublen mi mente. Me siento acalorada de pronto.

— Pidriis cirrir li bici. — Hannah se burla, haciendo muecas raras— ¡Te salvé la vida, Giselle! ¡Un «gracias» no te haría daño!

— ¡Deja de hacer preguntas tontas entonces! 

— Amiga, tienes un jodido chupón en el cuello — ríe —. Imagina si Liam lo hubiera visto. En estos momentos estuviera muerto debido al infarto.

— Me picó un mosquito... — Miento, consciente de la tontería que he dicho, pero realmente no me importa; solo quiero justificar, sin mayor esfuerzo, la marca que aún se es visible en la piel blanca de mi cuello.

— ¡No me mientas! — Chilla, y deja caer sus puños cerrados sobre la almohada que tiene en su regazo.

— Juro que nada pasó entre Chase y yo, Han.

— ¿Y el chupón apareció mágicamente ahí? — Levanta las cejas varias veces, como si quisiera insinuar algo.

— No. Obviamente Chase me lo hizo, pero eso no significa que tuviera sexo con él, Hannah, ya déjalo estar.

— Claro... — entrecierra los ojos, dejándome ver que para nada ma ha creído — ¿Qué vas a usar para la cita de hoy?

Cambia de tema y lo agradezco.

Ladeo los labios y me encojo de hombros.

— No sé. Algo casual.

— Es una cita con Chase, Gigi, ¿y no piensas ponerte sexy?

Suelto una risa ante sus palabras.

— ¿Sexy? Por Dios, Hannah. Chase me ha visto en mis peores aspectos, ¿de verdad crees que voy a poder cambiar esa imagen?

Hannah se encoje de hombros y hace una mueca tipo: todo es posible.

— Eso es verdad — acepta —. Como el primer día de clases. Yo no te quería decir nada porque no teníamos mucha confianza, pero, maldita sea, tu cabello parecía un nido de pájaros.

— ¡Oye! — Exclamo, lanzándole una bola de papel colocada sobre la mesa de mi escritorio. Mi agresión le da justo en la frente. Hannah se hace la indignada.

— Atrevida… — Masculla a lo que yo rio de manera breve.

— Deja de meterte conmigo.

— Pero ya, en serio, hay que intentarlo. — Me muestra una sonrisa como el gato de Alicia en el país de las maravilla —. Vamos a ponerte sexy.

— Como si pudiera verme sexy usando abrigos y bufanda y todo eso.

— Cállate. Aunque… ¿sabes? Tienes razón — acepta en medio de una risa — Puedo peinarte. Vamos a hacerte un moño alto y así puedes usar bufanda para cubrir la marca del cuello — Sugiere y no tardo en asentir.

Es una buena idea.

Seguimos hablando de cosas sin sentido hasta que le pongo un alto a la conversación, informándole que ya tengo que empezar a arreglarme. Hannah asiente y, una vez que me deja sola, me coloco de pie para buscar algo que usar. Saco unos jeans oscuros, unas botas en color negro y una camisa simple de color blanca con el logo de 5 Seconds of Summer en ella.

Dulce Debilidad © Libro 1 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora