Capítulo 28: Un juego macabro

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***Sonnet***

Estaba intentando meterme de nuevo a la página del desfile. Luego de varios intentos, me di cuenta de que estaba activa. Tenía los ojos bien abiertos, para poder captar toda la información que pudiera. No había nada nuevo...

De repente, mi celular empezó a vibrar. El corazón se agitó al verlo.

"Llamada de: desconocido"

•—Empezar Música—•

Atendí.

—¿Hola? —contesté.

—Hola. ¿Hablo con Sonnet Bleus? —preguntó una chica, sonaba amable.

—¿De parte de quién? —cuestioné rápido. Luego de unos segundos de silencio, ella habló.

—Mira... mi nombre es Alice, y quiero saber algo —dijo.

—¿Qué quieres saber? —demandé.

—Bueno, en realidad, quería preguntarte algo. Además de eso, quería dejar algo en claro —corrigió.

—Dime —ordené seco.

—Primero... noté que has estado buscando algo llamado "el desfile macabro". ¿Hay algo en especial que quisieras saber sobre él? —preguntó atenta.

—¿Quién eres? —La tensión estaba incrementando rápidamente.

—Alguien con información —respondió—. Entonces... ¿qué quieres saber?

—No confío en ti. —No sabía qué más decir, no podía jugar, ella sabía más información de mí, que yo de ella.

—Si, bueno... —Chasqueó la lengua—. No quisiera que me la pongas tan difícil, Sonnet... Suenas algo alterado. ¿Pasó algo reciente en tu vida? ¿Algo que quisieras arreglar?

—Sabes en dónde está Lyra —concluí—. ¿En dónde la tienen?

—¿Lyra? ¿Así se llama? Entiendo. —Ella hizo silencio. Luego habló—. Déjame ver las inscripciones...

Tenía el corazón en la garganta. ¿Qué estaba sucediendo? ¿Acaso ella tenía esta información?

—Sí. Aquí está. Lyra Coppens. Su representante se llama Duke Cornet —dijo amablemente.

Sentí un bajonazo en todo el cuerpo. Estaba por desmayarme.

—Ese maldito... ¡Desgraciado! —grité con todas mis fuerzas.

—En fin, ya te di la información que buscabas. —Ella aclaró su garganta—. Ahora, vamos a dejar algo en claro.

—¿Qué? —Mi vista estaba nublada, estaba a punto de salir de mi casa para asesinar a Duke.

—Si ves al agente Steiner hoy, o si intentas hacer algo en contra del desfile macabro... te prometo que me aseguraré de que asesinen a tu familia, maten a Lyra, y luego me aseguraré de eliminarte con mis propias manos. ¿Entiendes lo que digo? —preguntó con un tono totalmente distinto.

—¡¿Qué dices?! —exclamé desesperado. ¿En qué momento todo se tornó tan oscuro?

—Pero tranquilo. —Soltó una risilla—. Sé de una manera en la que puedes salvar a Lyra...

—¿Cuál? —cuestioné.

—Hoy en la noche te llamaré de nuevo, y más te vale que estés solo. Ya sabes las consecuencias de no cumplir con lo que te pida. Supongo que ya conoces a mi amigo del casco negro. ¿Verdad? —Tenía control absoluto sobre mí.

Él pudo haberme asesinado a sangre fría, tal y como hizo con Frederick. Me había estado vigilando, y tomó mi billetera para obtener mi nombre de mi identificación, y dándoselo a Alice para contactarme.

—Sí... —respondí con lágrimas en los ojos.

—Estoy feliz de que nos entendamos, amigo —dijo de manera amigable—. Bienvenido al mundo de abajo.

***Lyra***

Duke introduce el pedazo de vidrio rodeado del pegamento más fuerte que punto encontrar en mi mejilla. Al contacto entre mi herida abierta y el tóxico material siento una terrible quemadura.

—¡Detente! —grito—. ¡Me voy a infectar si lo haces así!

Él se detiene. Quita la lágrima, arrancándome un pedazo de piel.

—¿Qué tengo que hacer, entonces? —pregunta. Camina y lava la lágrima de vidrio.

—Tienes que limpiar la herida... luego aplicar agua con sal tibia... —explico. Si no hay vuelta atrás, al menos no quiero poner mi vida en peor riesgo.

—Cierto. —Camina hacia la bolsa blanca y saca un tarro lleno de alcohol y algodones. Limpia mi herida, y corre hacia la cocina para traer desinfectante casero—. Creo que la pintura se va a quitar, pero te puedo repintar después.

Me arte mucho la herida. Es un dolor ácido y punzante al mismo tiempo, y hace que me retuerza. Él termina el doloroso proceso, llena la lágrima de pegamento de nuevo y la acerca.

—Voy con cuidado, relájate —dice. Puedo ver el brillo y la ilusión en sus ojos.

Empieza a introducir el vidrio. A pesar de arderme, no me duele tanto como antes. Además, estoy tan inflamada, que casi no siento nada. Los tejidos se mueven lentamente, mientras él los moldea con sus dedos desnudos.

A pesar de que el orificio creado es profundo, no me ha perforado la mejilla. Respiro hondo, e intento aguantar el horrible proceso al que me afronto, intentando no disgustar a la persona de la que mi vida está a cargo. Él termina aproximadamente a los diez minutos.

Mi cara está muy maltratada después de todo lo que ha pasado. Él sostiene el espejo frente a mí... la delicada lágrima es ahora parte permanente de mí. La carne empezaría a crecer en sus alrededores, pero jamás la cubriría. Siempre estaría ahí, como un recuerdo del miserable momento que estaba viviendo.

—Bueno, no se ve tan mal. —Está contento—. Ese fue el trabajo de hoy. Quedo satisfecho.

—¡Aléjate, ahora! —grito con rencor.

—Ya puedes dormir. —Antes de irse me da agua y un pequeño trozo de hamburguesa fría y añeja. Luego trae un cepillo de dientes y me los lava.

Observa con detalle las cuerdas que me tienen cautiva, y se va. Esta vez no tengo fuerzas para tratar de escapar... me duermo sentada en segundos.

***Duke***

Despierto al sonar mi celular. Es la media mañana...

Contesto. Es Alice.

—Buenos días. ¿Cómo amaneciste? —pregunta, tratando de fingir amistad.

—Bien. ¿Tú? —respondo, igual de amigable.

—Bien, gracias. Oye... estuve revisando tu inscripción, y hasta ahora la vi con detalle —dice.

—¿Sí? —Estoy atento.

—La cosa es que ya hay alguien inscrito con una payasa, tienes que cambiar tu idea. —Está siendo una perra.

—¿Qué? ¿Por qué me dices hasta ahora? —cuestiono molesto.

—Si no quieres cambiarlo está bien, puedes llegar al día del evento y les meteremos un balazo a los dos. No tengo ganas de discutir en este momento —dice fría.

—Está bien. Lo cambiaré. —Bajo mi tono de voz.

—Perfecto entonces —contesta feliz—. Oh, otra cosa... Duke.

—¿Qué? —pregunto, desganado.

—Alguien sin querer le dijo a un tal Sonnet sobre tu modelo, y él le dijo a un agente especial. Dicen por ahí que se dirigen directo a donde te encuentras. En fin, nos hablamos luego. —Cuelga.

Todas las piezas del juego se empezaban a mover. ¿Qué caería primero? ¿La ambición de Alice? ¿Las esperanzas de Sonnet? O... ¿las máscaras de Duke?

El Desfile Macabro (#1 ¡EN FÍSICO YA!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora