❅ | 36 | ❅

45.2K 5.1K 1.7K
                                    

« La indiferencia de un hombre hacia una mujer prohibida puede significar solo una cosa: está completamente perdido por querer probar lo prohibido - Stefan Lachowshi »

Stefan.

Siento que mi mundo entero explota, se rompe en millones de fragmentos, cuando siento sus labios por primera vez tocar los míos, convirtiéndose así en una de las mejores sensaciones del puto universo. Son suaves y carnosos, y no me detengo a pensar en las consecuencias que trae consigo besar a la novia de mi hermano cuando actúo por impulso, hipnotizado por su maravillosa cercanía y el delicioso olor que desprende.

Oh, joder. He deseado tanto esto que parece un sueño, uno dulce y peligroso. La tentación misma. Eso es Giselle para mí. Con sus ojos oscuros y su hermosa sonrisa.

¡Me encanta!

Debido a que la tengo acorralada contra el mesón, su cuerpo está completamente pegado al mío, y la sensación de su cercanía, junto a la abrumadora sensación que despierta en mí su olor, me hace reacción, haciéndome gruñir con fuerza.

¡Por fin la tengo justo donde la quise desde que la vi por primera vez! Así: pegada a mi cuerpo, y con mis labios unidos a los suyos.

Está claro que mis sentimientos hacia ella son una completa locura, soy consciente de eso porque… ¡ella es la jodida novia de mi afortunado hermano! Pero nadie elige de quién se enamora, y para mi desgracias estoy jodidamente perdido por esta chica.

La primera vez que la vi, en esa oficina, mientras buscaba los horarios de clase, sentí que mi mundo entero colapsaba.

Giselle es hermosa, vaya que lo es. Parece un hermoso ángel. Nunca he sentido algo así por nadie. Pero, para mi desgracia, Chase ha puesto los ojos en la misma mujer, y yo alenté a esa relación. Hice todo lo posible para mantenerme a raya, lejos de ella y de la tentación que representa para mí, pero, en este instante, tan cerca de ella, mirando sus ojos y aspirando su olor, no pude evitarlo y la besé.

No se aleja, pero tampoco responde el beso, de hecho me atrevo a jurar que está en un especie de estado de Shock. Yo, por otro lado, no estoy dispuesto a alejarme de ella sin sentir el movimiento de sus labios contra los míos. Si ya estoy jodido, que esta metida de pata sirva de algo.

Y entonces actúo.

Una de mis manos se coloca sobre su nuca y la otra se coloca en su barbilla, obligándola a abrir la boca para que yo pueda introducir mi lengua en ella, buscando la suya, ansioso. El contacto de la suya con la mía provoca que un sonoro gemido salga de mi garganta. Oh, maldita sea. Su boca es el mismísimo cielo. Gimo una vez más y presiono para sentir sus labios moviéndose por fin.

Sus manos se colocan sobre mi pecho y, justo cuando creo que va a corresponder mi caricia, me aleja de forma brusca, haciéndome dar un traspié.

Sus ojos están bien abiertos y me miran de forma extraña. Se le ve entre sorprendida y horrorizada, como si fuese un bicho loco.

Su respiración está agitada. Su pecho sube y baja con demasiada rapidez. El color ha salido de su rostros y ahora se encuentra más palida de lo normal.

Trago saliva y abro la boca para meterle alguna escusa; sin embargo, el único sonido que sale de mis labios es el gemido dolorido que suelto cuando su palma golpea con fuerza mi rostro.

Dulce Debilidad © Libro 1 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora