Capítulo 41: Insensible

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***Lyra***

Julie me arrastra hacia el almacén. A pesar de luchar con todo lo que tengo, no es suficiente. Siento como las rocas del suelo raspan mis piernas agresivamente. Intento golpearla, pero ella me proporciona un golpe de vuelta. Estoy muy débil, no puedo seguir luchando.

Duke camina hacia el auto.

—Voy a sacar todo. ¿Puedes meterla al sótano? —pregunta, su figura es terrorífica. Está bañado en sangre, y el cuerpo del muchacho sigue en el piso.

—Eso intento, Duke. —Ella sigue forcejeando contra mí.

No logro comprenderla. ¡Está dispuesta a ayudar a Duke, incluso luego de ver las atrocidades que ha cometido!

—¡Por favor, Julie! —exclamo llorando. El polvo que he tragado hace que mi boca se seque y mis labios se terminen de partir.

—¡Cállate! —comanda. Me levanta y me mueve de nuevo. Esta vez ayudo con mis débiles piernas, no quiero sufrir más en esta batalla perdida.

Entramos al almacén. Es un lugar muy amplio y desordenado. Caminamos a lo largo del lugar, en donde hay muchos productos guardados, para distribuir. Siento las piernas calientes. Veo hacia abajo. Están sangrando mucho, al igual que mis brazos. Tengo piedras pequeñas incrustadas en todo el cuerpo.

Llegamos al fondo del lugar, en donde hay una pequeña puerta. Asumo que ese es mi destino.

—Vamos. —Ella me empuja, sosteniendo la puerta con la otra mano.

Veo las escaleras directamente, y recuerdo cuando bajé las escaleras con Duke, la primera vez... Retrocedo involuntariamente. No quiero entrar ahí. Puedo sentir la presión que hace Julie contra mi cuerpo, pero no puedo dejar que me meta ahí... las probabilidades de que logre salir serán casi nulas. No puedo aguantar mucho, y mi agresora es impaciente.

—¡Que te muevas! —replica, empujándome por las escaleras.

Con cada grada que siento que golpea mi cuerpo, voy perdiendo un poco más de esperanza. Siento los choques en mis brazos, piernas y cabeza. Llego al final, llena de dolor. Veo hacia el techo, y una lágrima causa un cosquilleo por mi mejilla, hasta llegar a mi oreja. Cierro los ojos con fuerza. Me falta el aire... sé que es mi fin.

Escucho a Julie bajar las escaleras. El sótano es un poco más grande que el del tío de Duke. Tiene un viejo sillón y una mesa. Además, hay varias cajas con productos comestibles, todas a medio abrir.

Ella toma una silla de metal exactamente igual a la que Duke me tenía cautiva. Él baja por las escaleras con una bolsa llena y su computadora en el otro brazo. Julie me intenta levantar del suelo, pero ya no tengo fuerzas... es como si fuera de trapo. El dolor es tanto que me cuesta mucho trabajo mantenerme despierta. No puedo hablar, no puedo moverme, y las lágrimas siguen bajando, junto a la sangre de mis brazos y piernas.

—¿Por qué está así? —pregunta él, acercándose a mi cara—. ¿Qué pasó?

—Cayó por las escaleras. Puso mucha resistencia. —Julie me suelta el brazo, el cual cae como si yo estuviera muerta.

—No importa... —Él vuelve a lo suyo. Pone sus cosas en el sillón. Entre ambos me levantan y me ponen en la silla.

Él saca de la bolsa blanca la misma cuerda de antes. Me amarran efectivamente, y ya no me importa nada. Incluso tener los ojos abiertos duele, y tengo miedo de perder la consciencia de nuevo. ¿Qué mas da?

•—Empezar Música—•

—Bueno, vamos a ver... —dice él, sentándose en el sillón—. Tengo que ir a encargarme de ese cuerpo que sigue tirado en el suelo, y también del auto.

—Pues apúrate. —Julie ve su celular—. No quiero problemas. Además, toma la manguera que está afuera y limpia ese desastre de sangre que hiciste.

—Bien. —Duke la ve, dura unos segundos en hablar—. Gracias por todo, de nuevo.

—Apúrate... nada más, apúrate. —Ella hablar preocupada y directa. Duke sube las escaleras como siempre, de dos en dos.

Julie trae una silla. La pone frente a mí. Camina hacia una de las cajas y toma una gaseosa. Se sienta, abriéndola.

—Perdón por eso —habla—. Me siento mal por ti...

—Ayúdame entonces... —suplico—. Llama a la policía... ¡No dejes que él me haga esto! ¡Por favor!

—No puedo hacer eso. —Ella toma un trago—. No puedo... lo siento.

—¡Julie! —grito desesperada. ¡Tengo que encontrar su lado piadoso! Tengo que lograr que me ayude...—. ¡Él solo te está usando! ¿No lo ves?

—No soy estúpida. Claro que lo sé, y sé muy bien con quien estoy tratando... —Ella suspira—. No estás en mi posición. No sabes nada de él, ni de mí. No sabes lo que hemos pasado. Además, yo también lo podré usar a él en el futuro.

Ella me da un poco de su gaseosa. Puedo sentir el azúcar darme fuerzas rápidamente, y siento cómo mis labios partidos arden por el contacto con el líquido.

—Él me va a matar —sentencio, con la voz ahogada por mi futuro—. Él me va a matar... y eres alguien que pudo haberlo evitado. ¡Eres quien puede evitarlo! Tienes la oportunidad, Julie, no hiciste nada fatal por el momento. Eres un testigo. Duke te buscará, y te matará cuando me mate, para que nadie sepa lo que ha hecho.

Ella se levanta, caminando a los alrededores.

—Silencio, por favor. —Pone su mano en la barbilla.

—Me secuestró, me quiere cambiar el cuerpo. Me va a mutilar... —No sé qué más decir. ¡¿Con todo eso no es suficiente?!

—No sabes de lo que hablas. Si le sirves, no te hará daño. Así funciona él. —Me ve directo a los ojos—. Sufrirás, pero ese no es problema mío. ¿Qué hubiera pasado si él nunca te hubiera sacado del otro lugar? Yo jamás hubiera sabido de esto.

—Ahora lo sabes. Eres responsable de todo lo que me pase aquí, en tu propiedad, Julie. —No me quedan fuerzas para discutir... estoy muy cansada.

—No escucharé más de estas tonterías. Si bien no tengo razones para ayudarle a él, menos que las tengo de ayudarte. ¿Juzgarás mis decisiones? ¿Quién te crees? No me conoces, chica... y yo tampoco a ti. A veces me pregunto si el destino es inevitable, y varias veces la vida me lo ha confirmado. ¿Qué te hace pensar que eres especial? Puedes decírmelo, adelante. —Ella me ve de pies a cabeza—. ¿Crees que, por ser de un barrio de esos con casas lujosas, que, por ir a una buena secundaria, y que, por tener un futuro fácil asegurado, eres más que otros? Me das asco.

Es peligrosa... y su rencor es latente. No puedo seguir intentando dialogar, y menos ahora que se ha puesto a la defensiva. No puedo agitarla más, no sé qué tan violenta pueda llegar a ser.

—Voy a esperar a que Duke haga lo que tenga que hacer contigo y ambos se irán de aquí —anuncia—. Lamento que te haya tocado a ti, pero así es la vida.

Ella sube lentamente por las escaleras.

—Espero que no hagas ruido. Aunque sea la única que te puede escuchar, es muy molesto. —Cierra la puerta.

La indiferencia de Julie sería mi peor enemigo... ¿El pasado de las personas justificaba el comportamiento a futuro? ¿Acaso... el destino estaba sellado?

El Desfile Macabro (#1 ¡EN FÍSICO YA!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora