Capítulo 47: Fiestas Cardíacas

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Hace 10 meses...

***Aryl***

Salgo con Dereck hacia el club nocturno. Presiento que lograremos encontrar un modelo esta noche, al fin.

—Bien. Emborracharemos a alguien, y el resto será fácil. —Me peino la peluca, viéndome en el espejo del auto. Dereck está en silencio, ha estado pensativo en el camino.

—Correcto... —afirma.

—Eh. ¿En qué piensas? —pregunto, viéndolo.

—Tenemos que tener cuidado. Si fallamos, podríamos incluso morir —advierte.

—¿Desde cuándo tienes esa clase de miedos estúpidos? —Suelto una risa, pintándome los labios—. Mira, claro que lo lograremos... tranquilo.

—Bien, bien. —Está manejando lentamente en el estacionamiento.

—Podemos sacar a quien sea por atrás, por donde se saca la basura. Tenemos que estacionar por ahí —explico, señalando el lugar.

—Está bien, aquí será. —Se detiene. Salimos del auto, compramos las entradas y llegamos al lugar. La música es buena, sin embargo, no estamos aquí para disfrutar.

—Necesito un osito —informo a Dereck al oído.

—No. No estamos aquí para estar de fiesta. —Él me ve de manera retadora.

—¡Vamos! Solo un osito... ¿sí? —pregunto, abrazándolo.

—No sé de dónde sacar ositos de goma en este lugar —responde, viendo a los alrededores.

—Saca el celular y busca a alguien que venda —ruego.

Él toma su celular. Mientras tanto, bailo con las personas de los alrededores. Tengo que evaluar si tenemos a un posible modelo cerca.

Dereck dura unos minutos encontrando a alguien. Me toma la mano y nos dirigimos a una esquina del club. Ahí hay un chico con un atuendo no muy adecuado para el lugar. Está usando un suéter de color rojo vino.

—¿Eres Jerry? —pregunta Dereck, tocándole el hombro.

—Así es. —Es un chico con ojos color canela, que inspiran algo interesante dentro de mí.

—Dame cinco ositos de gomita —exijo, abriendo la mano.

—Solo uno, Aryl... —interrumpe Dereck.

—Bueno, solo tres —digo—. Uno para mi novio, y el otro para después... me será útil.

—Bien, tomen. Cuidado, están muy cargados. —Jerry nos da los ositos de goma cargados con mis ácidos favoritos.

—Gracias, Jerry. —Acaricio su mejilla—. Eres un amor.

Dereck le da el dinero, y nuestro nuevo amigo se esfuma entre la multitud.

—¿Listo? —cuestiono, con el osito de goma de color rojo en mis dedos.

—Listo. —Dereck sonríe—. A trabajar.

•—Empezar Música—-

Él mete su gomita en mi boca, y yo en la de él, suavemente. Le meto el dedo en la boca y él lo lame, viéndome directo a los ojos. Empezamos a dejar que la música fluya por nosotros, mientras el ácido empieza a tomar efecto a los treinta minutos.

Siento una sonrisa involuntaria asomarse por mi cara. Las luces toman texturas y la felicidad es incluso palpable. Levanto los brazos. Dereck baila a mis alrededores, el contacto de nuestra piel se siente como las nubes.

El Desfile Macabro (#1 ¡EN FÍSICO YA!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora