I

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La tarde caía suavemente sobre la ciudad y sus habitantes. Las zonas residenciales eran bastante calmadas a esas horas, Inko era testigo de eso. 

Su casa se encontraba sumergida en un silencio bastante extraño debido a que su adoración ya no vivía ahí. Izuku la había convencido de darle el permiso requerido para poder seguir asistiendo a una Yuuei mejorada.

La idea del internado seguía sin gustarle mucho, pero cada día que pasaba podía ver como su hijo estaba cada vez más cerca de cumplir su sueño de convertirse en el mejor héroe de todos. Para ella habían muchas otras escuelas en las que su chico podría seguir acercándose a su meta, pero negarse luego de que el mismísimo All Might se arrodillara... Imposible, ella tampoco era de piedra.

Confiaba en que cuidaran a Izuku. Confiaba en que él se cuidara.


Su amiga y vecina de toda la vida, Mitsuki Bakugou, la visitaba más a menudo que antes para hablar de cualquier cosa que se le antojara: El clima, los malos maridos, los precios del supermercado, novelas, los hijos y sus problemas. Katsuki era su tema de conversación favorito.

– Mujer ¿Porque te dejaste engordar tanto? – Apenas habían pasado dos días desde que los chicos se habían mudado a las instalaciones de Yuuei y Mitsuki ya parecía haberse mudado a la casa de Inko ¡Pasaba todo el día ahí!

– No manejo el estrés como tú – Fue toda la respuesta que Inko pudo dar antes de beber su té. Mitsuki no parecía feliz con esas palabras.

– Yo libero estrés a golpes ¿Tú lo liberas comiendo o que? Debes mejorar tu dieta.

– Lo se - No le gustaba hablar de su sobrepeso.

Una sonrisa macabra propia de una persona de apellido Bakugou se dibujó en los labios de aquella rubia y delineada mujer – ¡Puedo ayudarte con eso! Haremos una dieta juntas ¡Como cuando íbamos a la secundaria! ¿Recuerdas? Ejercicio y comida equilibrada – Su puño se levantó decidido – Tenemos que volver a hacerlo.

– Pero estás perfectamente – ¿Porque seguía comportándose como una adolescente? Se preguntaba la señora Midoriya desde que asistió a su boda con Masaru años atrás.

– Tú has perdido figura y yo fuerza ¡Ya no golpeo como antes! Hasta Masaru lo ha dicho – El puchero de Mitsuki dejaba claro que aún tenía un complejo con lo de seguir siendo la "Chica patea-culos" que siempre fue en la escuela.

– Bueno... – Pelear con la señora Bakugou era algo que Inko consideraba como agotador – Supongo que no me hará daño.

– ¡ESA ES MI CHICA! – Unos fuertes brazos apresaron el redondo cuerpo de Inko... Su amiga había perdido agarre y ella definitivamente ya no podía ser completamente rodeada con esos brazos que la sujetaban desde la primaria con una hermandad palpable – ¡Empezamos mañana! ¡Prepara esa nevera mujer! Para finales de este año volverás a ser la sensual mujer que salió de la universidad conmigo.

Una risilla fue suficiente respuesta para Mitsuki que se apresuró a terminar su té y volvió a su casa canturreando algo sobre Bad Boys con una sonrisa descaja mandíbula plasmada en su boca.

Inko lavó los pocos trastes que había ensuciado y se giró para ver la silenciosa sala... Izuku le hacía bastante falta, tanta que le disgustaba.

¡Tarde o temprano debía convertirse en un hombre y dejar la casa!

Ella debía aprender de nuevo como vivir sola.

Mujer #BNHAwards18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora