Capítulo 64: Tortura

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***Sonnet***

Logramos salir de la zona de peligro. Jerry se sacudía con todo lo que tenía, pero Bucker y yo lo teníamos atrapado, sujetándolo con mucha fuerza. Tenía la misma bolsa de tela negra que me habían puesto la primera vez.

Tricia iba manejando por las calles conforme se hacía de noche. Llegamos a la mansión, al parecer dejó de importarles que supiera en dónde quedaba. Sacamos a Jerry del auto y lo arrastramos hacia la mansión. Lo llevamos a la habitación blanca y lo sentamos en la silla, donde lo atrapamos para que no se pudiera escapar.

Bucker se quedó con él. Tricia me pidió que la siguiera hacia la habitación negra. Llegamos al lugar. Jael estaba tendido en el sillón, con la herida mejor que antes, y con el mismo muchacho cuidando de él. Al menos ahora tendríamos la certeza de que iría a sobrevivir.

—Es una herida profunda, tomará algún tiempo en sanar —explicó el muchacho.

—Gracias. —Tricia se sentó junto a Jael.

—¿Qué... sucedió? —consultó él confundido.

—No pudimos tocar a Duke, pero secuestramos a uno de los más importantes... —anunció Tricia—. Sé quién es, hemos tenido nuestros roces antes.

—¿En serio? —cuestioné.

—Es un hacker de alto nivel, especializado en celulares —explicó—. Hubo un tiempo en el que él quiso ser parte de algún segmento especial de la policía, no logré indagar más sobre su persona... pero eso de indagar información es a lo que se dedica, a parte de vender cocaína.

—Entiendo... —concluí.

—Vamos ahora; hay que sacarle toda la información, por las buenas o por las malas. —Tricia caminó hacia la habitación blanca. Me dio nuevos vendajes negros para cubrir las heridas. Se aplicó otros en las suyas.

—Por favor, ¡déjenme ir! —exclamaba Jerry con la voz opacada por la tela negra.

—Lo bueno ni siquiera ha empezado. —Bucker rio—. Nada más prepárate para lo que viene.

—No he hecho nada. ¡No he matado a ningún Desvarío! —replicó con nervios.

Tricia le quitó la bolsa de la cabeza.

—Tricia... —habló Jerry impactado.

—Un gusto volverte a ver, Jerry. —Ella se terminó de ajustar las vendas negras.

—¿Qué quieren de mí? —preguntó Jerry aún en lamento.

—Creo que eres suficientemente inteligente para responder esa pregunta, Jerry. —Tricia sonrió—. Es claro que queremos información... y tú eres experto en todo eso.

—No tengo información de nada. No sé qué quieren lograr con tenerme aquí —dijo él molesto.

—Primero que todo, dame las ubicaciones de ventas de los Oníricos —pidió Tricia—. Esa es la primera petición.

—No puedo dar esa información... —balbuceó él—. No puedo...

—Es una lástima que tengas que ver mi lado... no tan amable, Jerry. —Tricia caminaba alrededor de la silla.

Él me observaba, pidiendo piedad con la mirada. Veía a Bucker también, y aunque me daba algo de lástima, no podía evitar sentir las llamas de odio hacia Duke, quemándose todavía muy dentro de mí.

Tricia tomó un instrumento de la mesa metálica. Caminó hasta estar frente a Jerry.

—Vamos a ver cuántos dedos tuyos tengo que quebrar a cambio de una respuesta... ¿cuántos crees que sean suficientes? —consultó, jugando con el instrumento.

El Desfile Macabro (#1 ¡EN FÍSICO YA!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora