20. Vanidad y Sangre Congelada [Final]

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A la hora de la lucha, yo soy mi propio enemigo.

-¡VAMOS, TIM! ¡YA SÉ QUE ESTÁS AQUÍ! ¡JAJAJAJA! ¡SALE Y PELEA, PEDAZO DE MARICA!

No pude evitarlo, salí y le disparé. Paul cayó al suelo sostenindo su pecho. Tenía sangre en su abrigo y mano. Tan rápido. Tan preciso.

¿Lo había hecho yo?

Solía ir de caza con papá y muy tristemente le disparaba a los árboles, porque ni siquiera tenía el "valor" para darle a los animales... nunca creí que fuera capaz de disparar a una persona. Aunque fuera tan desgraciado y maldito como Paul.

¿Esto sería el final?

No podía ser. Esto no era como las películas. Llegas de drama y felicidad al final. Y no quería  que fuera así. Quería mi vida nueva como la estaba planeando. Lejos de todos ellos. Ellos de todo esto. Fue para evitar esto mismo que hice mi huida.

¿Cómo me encontraron?

Me imaginé que me buscarían en forma no preocupada sino más bien en la de "hermosos padres protectores y angustiados por la extraña y repentina escapada de su amado hijo". Como lo hacen. Oh bueno, como lo fingen.

-¡NO!

Salí de mi trance solo para sentir un fuerte dolor mi brazo izquierdo.

-¡Policía de Minnesota! ¡Alto!

Llegaron los policías y esposaron a Paul. Luego la señora Sparks se tiró al suelo a llorar y pedir de rodillas que no se lo llevaran. Parecía que sólo le había disparado a Paul en un lugar lejos de ser mortal. Aún así había sangre en la nieve.

-¡Tim!

Vi la cara de Dasher salir de entre los árboles. Cuando se acercó, me di cuenta que venía con otros policías y paramédicos. Joshua Dasher tenía uno de esos collares que tienen los detectives-policías con una insignia o lo que sea... Parecía un episodio de Investigation Discovery.

¿Qué hacía Dasher con eso? ¿Qué hacía con todos ellos? ¿Qué hacían aquí? ¿Cómo sabían dónde iba? ¿Dónde estaba yo? ¿Era esto importante? ¿Qué iba a pasar conmigo?

-¡Eres un maldito!- La señora Sparks se levantó del suelo dispuesta a atacar a Dasher, pero un policía la sujetó antes.

-Llévensela.- dijo -Métela a la patrulla.- luego miró a Cara en el suelo. -Necesito que retiren e identifiquen a la niña, busquen a sus padres.- entonces llegó donde mí. Puso su mano sobre mi hombro del brazo herido. Abrí la boca para hablar, pero él fue más rápido. -Sé que tienes muchas preguntas. Yo también las tengo.

No sabía que decir ahora. Era cierto que tenía muchas preguntas. Era cierto que él también tenía muchas preguntas. Pero yo tenía más. Porque yo era el que estaba en el bosque rodeado de sangre, con patrullas y ambulancias, con un bolso deportivo con información muy importante para mí y de mí, tenía además a un tipo demente frente a mí, el cual podía ser tanto un hombre perfectamente cuerdo y honorable, como también podía ser un hombre farsante y criminal.

-Solo sube a mi carro. Te lo explicaré en mi oficina.

-Pero tu carro...

SEÑOR PSICOLOGÍAWhere stories live. Discover now