Capítulo 0: Preparativos

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El Místico Supremo se encontraba meditando en su Sanctórum. Flotando a algunos metros sobre el piso decorado con varios círculos de hechizos. Se aproximaba un momento muy importante en su vida y era mejor prepararse mentalmente para ello. Llevaba relativamente poco en su cargo así que tener que lidiar con esto de manera adecuada sería importante para que su autoridad fuera respetada.

Sintió la puerta abrirse y supo que el momento había llegado. En efecto, era uno de sus ayudantes.

—Señor, ha llegado el representante de los Faerie—dijo el hombre con una ligera reverencia.

—Lo recibiré aquí, así como a todos los demás líderes—dijo el Místico Supremo mientras dejaba su postura de meditación y empezaba a descender—. Los campeones pueden esperar en la sala principal. Confío en que puedan mantener el orden.

—De acuerdo—hizo una ligera pausa—. ¿A cuántos más estamos esperando exactamente? ¿Vendrán todos los mundos?

—La invitación fue enviada a todos, pero salvo Oberon nadie confirmó su asistencia—dijo el Místico Supremo mientras aterrizaba suavemente en el piso—. Esperemos que todos puedan venir. Aunque dudo los demonios vengan, sellamos su mundo del nuestro tras la última invasión, ni siquiera sé si la invitación pudo llegar. Algunos me tildaron de loco por intentarlo, en especial los Cazadores, pero era parte de la formalidad.

—Bueno, entonces le diré al Rey que pase—dijo el hombre mientras retrocedía con una reverencia.

—Únicamente a él, tenemos que discutir algunos detalles finales—dijo el Místico Supremo.

El hombre asintió y se retiró con algo de prisa. El Místico Supremo empezó a hacer un recuento de los invitados. El Rey Oberón de los Faerie había confirmado su asistencia, se llevaban bien desde luego, sólo esperaba eso se mantuviera.

Luego estaban los Djinn, ni su líder ni algún miembro de su gente había confirmado que vendrían, pero estaba seguro que alguno llegaría.

Los Ángeles no solían participar, pero al igual que los demonios era una formalidad invitarlos. Ellos estaban ocupados en sus propias misiones y según parece no rendían cuentas a nadie más que a su creador.

Los Demonios habían intentado invadir la Tierra al menos dos veces antes. Se frustró la tercera antes de que siquiera empezara y desde entonces el pase entre sus mundos estaba sellado. Aun así la formalidad pedía que fueran invitados, si bien no creía sería bien recibidos si alguno llegaba a cruzar. Es más, el simple hecho de que alguno cruzara seguro lo haría blanco de los Cazadores quienes no querrían que una Brecha fuera amenaza.

Estaba por pensar en el resto cuando la puerta se abrió y pudo ver ingresar al ser de ricos ropajes, corona dorada, largo pelo color amarillo brillante y ojos completamente dorados que brillaban dándole una apariencia en extremo reluciente. Sonrió de oreja a oreja (que por cierto eran muy largas y puntiagudas) al ver al Místico Supremo.

—¡Andrew Mendell!—dijo el recién llegado mientras se le acercaba—. Es bueno verte, mago de la Tierra—se pausó—. Disculpa, Místico Supremo de la Tierra—se corrigió con una ligera reverencia—. Sabía que tenías algo de especial.

—Hasta yo me sorprendo de esto—admitió el Místico Supremo—. Y por eso es importante que esto salga bien.

—Lo hará, amigo, aunque eso depende de si vienen todos—dijo el Rey Oberón—. Igual no te culparía, muchos tienen cierto recelo, por lo que he oído.

—Recelo es poco para expresar lo que mi gente siente por los magos humanos—dijo una voz mientras un vapor púrpura se colaba por la puerta con extrema facilidad y se manifestaba entre ellos como una alta e imponente figura—. Fuimos esclavos, fuimos títeres, pero henos aquí, aún firmes.

Inter MundosWhere stories live. Discover now