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Salimos del restaurante y Zayn me abre la puerta del vehículo rápidamente, todo sucede muy rápido. Es extraño, y durante un momento puedo jurar sentir luces encima, sin embargo, no logro percibirlas del todo bien, pues antes de poder fijarme con precisión, Zayn ya ha echado a andar el vehículo.

-¿Me explicas qué ha sido todo eso? -le pregunto, aún confundida y con dudas en mi cabeza. ¿Cómo fue que terminamos saliendo por la puerta trasera del restaurante?, ¿Qué diablos había ocurrido?

-Creo que sucedió algo como... -no parecía muy concentrado en lo que decía, sino que se preocupaba más de conducir. Impaciente, lo observo, expectante-. Un asalto, habían un par de policías amontonados afuera y una gran multitud. El mesero creyó que nos sería más fácil si salíamos por atrás.

Mierda. ¿Un asalto? Wow.

-No lo puedo creer -digo, pasmada. ¿Policías?, ¿Multitud? No gracias, no me gusta ver esa clase de cosas-. ¿Y estaban bien? No lo puedo creer, ¿Había alguien herido o algo?

-Ehm... No lo sé -responde, con culpabilidad en el rostro, encogiéndose de hombros-. Me hubiese gustado preguntar, ni siquiera se me ocurrió en su momento.

-No te preocupes, si el mesero no dijo nada, tal vez no era tan terrible -le sonrío.

Cambiamos así el rumbo de la conversación, pues evidentemente, ninguno de los dos quería continuar con el asunto del trágico suceso que acababa de suceder. Era increíble como a los pocos segundos ya estábamos comentando otra cosa, regresando al ambiente cálido y cómodo que surgía cada vez que estábamos juntos. Era genial, los silencios no existían, y si los habían, no eran insoportables ni mucho menos. Siempre había algo que decir, y debo de admitir que eso no es algo que me pase con todo el mundo.

(...)

Una vez que llegamos a casa, Zayn baja conmigo del auto, escoltándome hasta la puerta de entrada, como el caballero que siempre ha sido estando conmigo. Este chico es sorprendente.

-Lo pasé genial, Ash, a pesar de eso último -confiesa.

Sonrío con una timidez absolutamente desconocida para mí.

-Yo también me lo he pasado excelente, Zayn -admito.

-Te llamaré uno de estos días, ¿Sí? -dice observándome con un rostro al que jamás podría haberme negado. Y después de todo, ¿Por qué habría de hacerlo? Nuestras dos salidas habían sido fabulosas, y ansiaba poder seguir conociéndolo más.

-Claro que sí -acepto-, estaré esperando tu llamada entonces.

Nos despedimos con un beso en la mejilla y una última sonrisa antes de que entre a casa para cerrar oficialmente la velada.

(...)

Lamentablemente, la vida no se detuvo al finalizar aquella cena, sino que continuó con su paso completamente irreverente a mis deseos. Debo de retomar mi rutina de todos los días lunes con resignación, volviendo así a mi trabajo como mesera, cayendo de golpe en la realidad.

Esta mañana, mi amiga y compañera de trabajo Michelle me ha hecho montones de preguntas respecto a mi "cita", mientras que yo me encargo de repetirle constantemente que no ha sido una cita, sino que con Zayn estamos saliendo nada más que como amigos, y que además de ello, él jamás ha demostrado algún otro tipo de interés en mí. O eso es lo que me hago creer a mi misma.

Y a estas alturas ya me quedan diez minutos para acabar con mi turno finalmente. En eso estoy, hasta que me percato de un chico de gafas oscuras que lleva una bandana azul en su cabello, y un polerón verde que rezaba la palabra "Obsession".