Habían pasado tres semanas desde que SeungHee había desaparecido. Sorn estaba cada vez peor, había perdido mucho peso, casi ni hablaba.
EunBin se la pasaba la mayoría de el tiempo con ella, excepto cuando debía ir a la universidad.
Ese día exactamente, EunBin no estaba. Alguien tocó la puerta. Sorn, como de costumbre, no iba a ir, pero algo la impulsó a hacerlo.
Cuando abrió la puerta, se sorprendió al ver a SeungYeon ahí parada, con los ojos rojos e hinchados -al igual que ella- y lo único que pudo decir fue:
-S-seunghee.
En ese momento SeungYeon comenzó a llorar desconsoladamente mientras abrazaba a Sorn quien no entendía nada, pero al mismo tiempo entendía todo.
Y así se quedaron un largo rato hasta que SeungYeon decidió hacer lo que había pospuesto durante una dos semanas.
-Sorn, toma esto- dijo como pudo, mientras intentaba contener las lágrimas- me tengo que ir, si necesitas algo, solo, solo llámame ¿sí? Por favor, no vayas a hacer algo estúpido, de verdad, te quiero.
Después de decirle esto, le entregó una carta y se fue, con sus pantalones blancos sucios por haber estado sentada en el suelo que no era limpiado hace tres semanas, y un nudo en la garganta. Si ella había sufrido, no se imaginaba como lo haría la menor.
Sorn solo se quedó apoyada en el costado de la puerta, confundida y asustada, asustada por lo que habría dentro de ese sobre.
Fin
