Pinky Hair Boy - YoonMin [+18] EN FÍSICO DISPONIBLE

Capítulo 60.

El joven de cabello rosado consiguió salir de allí con la excusa de tomar aire fresco antes de la intervención, ahora se hallaba caminando por el amplio lugar descampado que rodeaba a aquel almacén en donde su hermano tenía su laboratorio para sus experimentos privados. El lugar ya parecía una especie de fuerte, si es que así se puede llamar. Si bien todo lo que había alrededor de la edificación era tierra llana, había un punto en el que se podían observar árboles muy altos y voluminosos. Seguramente, la tala de una gran parte de estos en el pasado dio como resultado esa porción de suelo despejado que planeaba usarse para crear una fábrica. Jimin caminaba con velocidad, bastante nervioso. Unas leves gotas de sudor caían de su frente, no la estaba pasando muy bien, pero aquellas personas que veía a la lejanía le indicaban que ya era el momento que tanto había esperado. Sentía su garganta seca, percibía todo tipo de sensaciones a flor de piel desde que se sometió a ser el experimento de su hermano menor. Cada día que se levantaba y se veía al espejo, su cabello rosado le recordaba sus pesadillas, le recordaba todo lo que estaba mal en su vida, que debía deshacerse de ello para así estar en paz y poder respirar sin sentir un gran peso en su espalda.

Aún tenía la mente nublada por la impensable información recibida recientemente. No podía creerlo todavía, su hermano menor había sido también víctima de los abusos de su padre. Todo ese tiempo creyendo que solo le había sucedido a él, fue un maldito egoísta al pensar que el sufrimiento era solo suyo... Si a Jihyun le hacía eso, ¿entonces a quién más? ¿A sus otros hermanos igual? ¿El monstruo era más grande y terrorífico de lo que aparentaba? Ahora debía concentrarse en lo que estaba frente a sus ojos. No podía sentir pena. Hacía pocas horas, su hermana Yuna, les había advertido sobre movimientos extraños afuera del lugar y eso llamó su atención. Fue así como Jihyun se mantuvo encerrado en el laboratorio, preparando todo para la última intervención, porque si llegaban a ser enemigos, debían apresurarse a terminar el experimento sin importar el costo, pues no habría otra oportunidad.

Jimin sabía muy bien quiénes eran aquellas personas que se ocultaban entre los árboles. Y Mark, quien había guiado allí a todos los aliados del Dragón Dorado que pudo reclutar, sabía también que el joven Park se aproximaba hacia ellos y con qué fines.

—¿Está todo listo? —Preguntó, siendo iluminado por la tenue luz que provenía del edificio.

—Sí, Park, todo como se acordó —dijo, saliendo de entre los árboles y dejándose ver.

Tragó en seco, algo lo tenía nervioso.

—Muy bien, asegúrense de esconderse bien y separar a los grupos: los que serán la carnada y los que atacarán. Sabes el camino que tienen que tomar para llegar al laboratorio, he dejado la puerta del sector cinco abierta para ustedes —le indicó—. Yo le diré a Jihyun que Dragón Dorado está aquí y él hará el resto. Enviará a sus hombres a buscarlos, así que tiene que parecer que él lo logró, no sean tan obvios —respondió, viendo que Mark asentía sin ninguna objeción—. Iré al laboratorio ahora, ¿bien? Jihyun quiere realizar la última intervención.

El joven de cabello rosa pastel se dio la vuelta para regresar por donde había llegado, lleno de sentimientos que lo ponían nervioso. La verdad era que no podía dejar de pensar en que Min Yoongi posiblemente estuviera allí, con Dragón Dorado. Esa idea desestabilizaba su mente, porque quería salir a su búsqueda para acabar con eso que tanto lo atormentaba. Se encontraba demasiado concentrado en esa posibilidad, tanto que no escuchó los llamados de Mark hasta que le habló por tercera vez.

—Park —le dijo con un poco de nerviosismo—. Siempre me lo estuve preguntando desde que te fuiste con el enemigo —empezó—. Tú... ¿por qué decidiste hacerlo de esta manera?

Los abatidos ojos del joven de cabello rosa pastel fueron cerrados al mismo tiempo en que un suspiro salía de su boca. Se dio la vuelta para observar a aquel hombre, quien en verdad se veía intrigado al respecto. Tenía tantos motivos, tantas cosas que decir, pero no sabía cómo resumirlo todo en una simple oración.