Vecinito

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Necesito contarles un poco como es la situación; vivo en el tercer piso de un edificio a un par de cuadras- en realidad, varias – del centro. La ventana de mi habitación da al patio interno que compartimos con el edificio de atrás, y la ventana del living-comedor tiene vista a la calle.

La vida de estudiante universitaria es una de las mejores cosas que viví en mi vida. Por la soledad, la independencia de horarios, hago lo que quiero cuando quiero y porque quiero, lo más importante es que puedo andar en pelotas con la música al palo todo el día.

Esa noche estaba hermosa, y decidí abrir todas las ventanas para disfrutar de la brisa fresca. Salí de ducharme, en pelotas- literal- con reggaetón con el volumen al máximo recorrí la casa bailando con la toalla en la cabeza y buscando una tanga.

Me puse la tanga, seguí bailando. Me puse crema, seguí bailando. Agarre el desodorante como micrófono y empecé a cantar en frente del espejo del baño. Soy una artista me dije internamente mientras desplegaba mi arte.

Haciendo pasos de twerk, me doy vuelta – bailando chicxs – y descubrí a un espectador de la ventana del tercer piso del edificio de atrás. Estábamos exactamente a la misma altura.

QUE VERGÜENZA, desde que momento estaba mirando? Me vio absolutamente en pelotas?

Cerré la persiana, y seguí haciendo mis show, estaba inspirada.

Al día siguiente me había olvidado del episodio. Me senté en la ventana a fumar un pucho cuando bajaba el atardecer. Y escuche un silbido intenso. Ignoré. Volví a escuchar. Miré. Mi vecino queriendo felicitarme por el show del día anterior.

Aja, gracias campeón le conteste a los gritos de manera indiferente – que ridículo.

Un par de días después, la situación se repitió. Yo fumando en la ventana, él en la suya. Pero esta vez la conversación fluyo un poquito más. Los días transcurrían y nuestras charlas se tornaban cada vez más largas. Descubrí que tenía 18 años, cursando el último año del secundario, quería estudiar filosofía – le conté que yo estoy terminando la carrera -, nos complementamos en varios pensamientos o posturas. El vecinito

Dos semanas después de puchos y gritos, en nuestra sesión de charla, el viejo choto de abajo nos interrumpió "pueden dejar dormir pendejos? Son las 2 de la mañana" y me pareció una perfecta ocasión para invitarle una birra para terminar nuestra conversación. Así fue

Llegó. No parecía de 18 años- juro que no – espalda ancha, cintura finita, musculoso, pelo súper negro, piernas marcadas, y el torso ni les cuento...

Seguimos hablando como si nada hubiese pasado, ya nos sentíamos conocidos. Cuatro latas de birras después, recordamos mi show en pelotas del primer día. Fingí superación y me cague de risa de la situación.

"linda forma de conocer a alguien" me dijo, "sos linda" continuo... es un neneeeeeee pensé.

Algún día te regalo otro show le dije, para pasar el momento obvio – mientras me decía a mi misma que no iba a coger con ese nene -. Él paso al baño, yo en el sillón haciendo zapping en la tv. Volvió, se sentó al lado mío. Puso su mano en mi pierna, en mi cuádricep - Apa, mira el nene- lo miré, me sonreí y con ese gesto le di el paso a coger – pero solo si el iniciaba -.

El pendejo entendió, me beso. Sus manos se fueron directo a mi concha – paaaaaaaara – y no despegaba su boca de la mía, no sé porque no dejaba de besarme mientras me metía la lengua hasta la tráquea. Me di cuenta que claramente me iba a coger a un nene, decidí tomar el control de la situación.

Lo aleje de mí, me senté arriba de él. Empecé a moverme lentamente, combinándolo con besos súper despacio en su cuello. Escuchaba los ruidos de placer que hacia – me motivaban – empecé a bajar mi mano a su verga. Se lo manoseaba. El estaba un poco desesperado, yo seguía a mi ritmo. Desabroche su cinto, baje el cierre del pantalón. Seguía manoseando. Busque un forro, porque obviamente no tenía. Le baje el bóxer, le puse el forro y subí arriba.

Me moví, rápido, despacio, rápido. Ver su carita de placer me daba ternura y aumentaban mis ganas. Seguíamos en el sillón. Él sentado y yo arriba pero me puse de espalda. Me movía, el me agarraba firme de la cintura y pasaba la mano por la espalda – bien ahí - . Acabé, seguí unos segundos más y escuche como acabó.

UFFF, pase al baño y volví al comedor. El estaba con el celular, con el brillo en %100, pude leer claramente como escribió "no saben cómo me acabo de coger a mi vecina, una puta" en el grupo de wsp de sus amigos.

No bebe, así no vas a llegar a ser otra cosa que un pelotudo le dije y lo invite cordialmente a irse de mi casa. Nunca más hice mis shows con la persiana abierta.

Delfina Lucero 

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