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Capítulo 5. Los impulsos y la mala suerte.

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Los impulsos y la mala suerte

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Los impulsos y la mala suerte.

        Habían pasado aproximándote tres días desde lo ocurrido. Aquel día me llevaron al hospital y solo estuve algunas horas en el lugar. Luego de que el médico confirmara que todo estaba bien conmigo, me dejó ir a la casa, no sin antes entregarme una certificación médica donde especificaba que debía guardar reposo por una semana. Durante ese tiempo, vi la tercera y cuarta temporada de Diarios de Vampiros.

Al fin había llegado el viernes y era un poco más de la una de la tarde. Sentía que mi estómago iba a explotar en cualquier momento, a consecuencia de haber ingerido tantas palomitas de maíz.

—¡Dios mío, casi no puedo respirar!

Me levanté como pude del sillón y caminé hacia la cocina con dificultad. Abrí el refrigerador y vertí agua fría en un vaso de cristal. Me tragué el contenido como si de eso dependiera mi vida.

—No voy a volver a comer, por lo menos hasta mañana.

Dejé el vaso de cristal sobre la mesa y estuve a punte de cerrar el refrigerador, cuando mis ojos captaron un pequeño pedazo de pie de manzana justo detrás del jarrón de zumo. Recientemente, había cumplido los veintitrés años y mi mamá no logró resistirse en traerme una torta de mi fruta favorita. Sin darle mucho pensamiento al asunto, lo saqué de la nevera, sintiendo como mi estómago se retorcía de dolor.

—¡Oh, vamos, la vida es una! —Lo coloqué en la mesa, deslizando la lengua por mi labio inferior—. Hay que disfrutarla.

Agarré la última torta de manzana y me lo llevé a la boca más que lista para devorarlo. No obstante, un fuerte sonido me lo impidió. Frunciendo el ceño, dejé el pie sobre la mesa y caminé hacia la puerta principal. La abrí con cautela de no ser descubierta y tildada de chismosa.

—¡Abre, Jared, abre, imbécil!

Una joven mujer tocaba como loca el pórtico de la habitación número siete. Se llevaba las manos a su cabello castaño, refunfuñando por lo bajo.

—¡Abre ahora mismo o juro que me las pagarás!

Pasaron varios minutos y estuve a punto de creer que la chica se daría por vencida, hasta que la puerta número siete se abrió. Los ojos de la mujer se achicaron, mientras empezaba a negar con la cabeza. Justo delante de ella, estaba aquel chico en silla de ruedas. Mis ojos no pudieron detenerse y lo escanearon detenidamente. Llevaba una camiseta negra y unos pantalones del mismo color. Su mandíbula estaba apretada y en sus ojos habitaba una intensa furia detrás de aquel océano.

—¿Me dejarás pasar?

El chico malcriado gruñó en respuesta, pero enseguida movió su asiento, dejándole espacio para entrar. Aquella chica no lo pensó dos veces y se adentró a la habitación. Solté un bufido que llevaba guardado y cerré la puerta con fuerza.

Era la primera vez que lo veía desde el incendio. Aquel día los paramédicos lo llevaron a otro hospital y según la señora Smith no duró muchas horas en el lugar. No quiso cooperar con los doctores y les exigió que lo regresan a su hogar. Un fuerte arrebato por saber cómo se encontraba llevaba fastidiándome desde entonces. Sin embargo, no permití que el impulso me ganara la batalla. Después de todo, no lo conocía, ¿por qué tendría que preocuparme por un chico como él? Las pocas veces que habíamos entablado una conversación —si se le podía llamar así— terminaba echa una furia gracias a sus estúpidos comentarios. No éramos amigos ni mucho menos, no tenía la obligación de preocuparme por alguien desconocido. No obstante, por más que lo quisiera negar, ahí seguía picándome la maldita curiosidad.

—¡Lárgate de mi casa, Ashley!

El fuerte grito provocó que saltara del susto y me llevara las manos al pecho. Abrí nuevamente el portillo y sigilosamente saqué la cabeza hacia afuera. La joven mujer descansaba las manos en su cintura mientras movía su pie izquierdo en un ritmo rápido. Delante de ella estaba el chico en silla de ruedas cruzado de brazos, provocando que los músculos de sus extremidades se hicieran presentes ante mis ojos. Tragué saliva.

—¿Qué estás esperando, Jared? —La voz de la castaña se hizo presente, captando mi atención—. ¿Vas a seguir haciéndote daño? ¿Vas a seguir haciéndole daño a tu madre?

—Ashley, no quiero verte, te lo dije por teléfono, esto se acabó.

Una lágrima resbaló por la mejilla de la chica, en un movimiento rápido se la apartó.

—Pensé que me querías.

Abrí los ojos como platos. ¿Había escuchado bien? ¿Acaso aquella chica era su novia?

—Basta, lárgate de mi casa, tus lágrimas no hacen ningún efecto en mí.

Alargué aún más mi cuello en un intento de poder escuchar mejor la conversación. No obstante, la mala suerte aún rondaba por mi vida y no se hizo de esperar, haciendo que mi cuerpo cayera en las frías losetas del pasillo.

—Maldita sea... — susurré en lo bajo, tratando de levantarme.

Sentí sus ojos sobre mí, provocando que el nerviosismo se incrementará. Me levanté como pude, dirigiendo finalmente la mirada hacia ellos. La tal Ashley me observaba de arriba a abajo mientras que el chico malcriado negaba con la cabeza. Alcé la mano, la moví despacio en forma de saludo, al ver que nadie imitaba mi acción, la bajé apenada.

—Lo siento, estoy limpiando mi casa y...

—Lárgate, ahora mismo, Ashley. —Mis palabras fueron interrumpidas por su voz potente y gruesa—. No te quiero ver más.

—Te doy una semana, Jared. Si en una semana no consigues a alguien, tu madre te buscara y entonces no podré hacer nada.

La figura de la castaña se movió de prisa y sin argumentar más, se adentró al ascensor. Sentí su mirada sobre mí y obligué a mis labios a expandirse en una falsa sonrisa.

—Lo siento, volveré a limpiar —balbuceé, moviendo mi anatomía de vuelta hacia mi pequeño estudio.

—Elena...

Mis piernas se detuvieron y mi cuerpo se volvió gelatina al escucharlo decir mi nombre. ¿Cómo...? ¿Cómo él sabía mi nombre? Un extraño escalofrío subió por toda mi espina dorsal hasta helar mi sangre. Me giré lentamente, encontrándome con aquel océano de ojos. Era como si pudiera perderme en ellos.

—Necesito que seas mi terapeuta personal.

🌚🌝🌚🌝

¡¡Hola!! Primero que nada... ¡GRACIAS! ¡Gracias por el apoyo! Pronto llegáramos a las 200 visitas y de verdad que no me cabe la felicidad. ¡Me alegra tanto que estén disfrutando la historia tanto como yo escribiéndola! ❤️

• Oficialmente aquí les traigo el capítulo número cinco. Lleno de varias sorpresas.

• Por último, ¿a qué se refiere Jared con esa propuesta? Dejen sus comentarios, ¡LOS LEO TODOS! ❤️

• Por último, ¿a qué se refiere Jared con esa propuesta? Dejen sus comentarios, ¡LOS LEO TODOS! ❤️

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