Capítulo 14

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MICHELLE

Pegaso comienza a descender poco a poco y toca tierra firme con sus poderosas patas. Sus mágicas alas desaparecen convirtiéndolo en un caballo más. Sin embargo, la brisa sigue recorriendo mi rostro como hace unos minutos cuando me encontraba en las alturas, este animal es realmente veloz; por algo es el famoso Pegaso.

─ ¿Hacia dónde nos dirigimos? ─pregunto nuevamente.

─A buscar información ─revela.

─No sabes dónde se encuentran esas piedras, ¿cierto? ─comento decepcionada.

─No hay manera de saberlo con certeza, solo investigando lugares donde ocurran eventos fuera de lo común ─responde.

─Aquí nada es común ─rodeo los ojos y suelto un suspiro─, ¿Falta mucho? ─pregunto impaciente.

─No.

Más adelante diviso la entrada de un pueblo, esta es menos ostentosa que el reino del Príncipe.

Pegaso se detiene unos cuantos metros antes de llegar a nuestro destino. El Príncipe lo desmonta con rapidez.

─Bájate ─ordena con esa cara de poco amigos que lo caracteriza. Ni me inmuto en decirle que me ayude porque sé que no lo hará.

─Ya voy ─respondo molesta mientras consigo valor para aventarme del caballo. Este de repente pierde el control, saltando de un lado al otro con intenciones de arrojarme salvajemente al suelo; y si puede, pisotearme en el proceso. Grito asustada y me aferro al animal, estoy prácticamente abrazada a él sujetándome de su cuello.

─ ¡Que se detenga! ─ordeno buscando algún auxilio de parte del dueño.

─Pegaso ─dice calmadamente sin lograr llamar la atención de la criatura mitológica─, ¡Pegaso! ─grita furioso y el pony reacciona mal, decide realizar un último hamaqueo brusco el cual termina por ganarme la batalla, logrando así, que salga disparada por los aires. Al caer, en lugar de recibir al duro y sucio suelo del campo siento que algo amortigua mi caída. Me percato de que El Príncipe se encuentra debajo de mí con una cara más amargada de la que normalmente me muestra. Él se reincorpora adolorido mientras yo sigo encima suyo sorprendida por su acción.

─ ¿No te piensas parar? ─refunfuña mientras se frota la cabeza.

─ Ah... s-si ─tartamudeo y me levanto patosamente.

─Pese a tu tamaño eres pesada ─comenta sínicamente mientras se pone de pie.

─Si te vas a quejar, ¿para qué me atrapaste? ─blanqueo los ojos y me cruzo de brazos confundida.

─Una caída así te hubiera provocado una fractura. Simplemente no quería cargar con tus quejas futuras ─confiesa sin descaro y me doy cuenta que sus acciones siempre tienen una razón oculta.

─Debo agradecerte entonces ─entrelazo ambas manos, las llevo a mi pecho y muestro una sonrisa de gratitud─. ¡Gracias mi Príncipe por haberme salvado de un destino cruel provocado por tu propia mascota de porquería! ─digo sarcásticamente y la bestia busca embestirme nuevamente. El Príncipe se interpone entre los dos y le hace unas señas con las manos, Pegaso pisa de un lado al otro enojado y finalmente es engullido por el cielo azul. El Príncipe se da la vuelta, su expresión es sombría y causa cierto nervio en mí.

─Deja de causar tantos problemas ─me reprende y asiento con la cabeza. Él está a punto de girarse pero regresa a verme─. Otra cosa ─su rostro se torna más escalofriante ─nunca me llames tu Príncipe ─dice tajante y se aleja de mí.

Atrapada en otro mundoWhere stories live. Discover now