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𝓣𝓤𝓜𝓜𝓨.

。゚☁︎。 ゚ ゚。

TaeHyung yacía sentado en su cama, buscando algo interesante que ver en tv, con un recipiente de helado de Oreo tamaño familiar -ya por la mitad- a un lado y con una bolsa de pequeñas donas azucaradas al otro, esperando a que llegara del trabajo su novio, solo para darse mimos y acurrucarse en el fornido pecho de este mientras se cuelga a él como un koala.

Suspiró apagando la televisión al no encontrar nada que le entretuviera, pasó su mano por su grisáceo cabello. Era un Domingo nublado, y a pesar de normalmente Jeon no trabajaba esos días de la semana, uno de sus compañeros tuvo una emergencia y le hizo el favor de hacer su turno.

En parte no estuvo de acuerdo al principio, pues los fines de semana eran sus días de estar todo el tiempo acurrucados uno con el otro, con las sábanas cubriéndolos del frío y dándose mimos. Pero ante ser amenazado a quedarse sin abrazos de oso por parte de su pareja durante tres días, terminó cediendo de mala gana.

Después de todo, amaba ese par de fuertes brazos que lo hacían sentirse protegido en las noches con relámpagos y sueños feos, mismos que lo alzaban en el aire mientras llenaba su rostro de besos cada que el pelinegro llegaba a su hogar y era recibido por su adorable novio.

Metió otra cucharada del helado a su boca, degustando el sabor de este, mientras que, sin darse cuenta, se perdió en sus pensamientos, esperando que los minutos pasaran rápido para poder tenerlo cerca.

Tan pronto salió de su burbuja cuando metió la mano en la bolsa de donas y se percató de que ya se habían acabado, haciendo un puchero aunque nadie pudiera verlo. Bajó la mirada, tenía puesto una pijama tipo kigurumi, color rosa y con orejas de conejo, de un personaje de LINE llamado "Cooky". Pero aún así, podía notar claramente su abultada pancita -y más porque estaba encorvado-.

Se quedó observándola por segundos, normalmente no le molestaba tener un abdomen suave, pero a veces comparándose con el bien trabajado cuerpo de su novio, se le cruzaba por la mente que quizás debería esforzarse por estar a su mismo nivel físicamente.

Sus pensamientos fueron interrumpidos al escuchar una voz muy conocida diciendo un "¡Ya llegué!". TaeHyung se levantó rápidamente y corrió hasta la entrada del pequeño -pero agradable- apartamento que compartía con JungKook, lanzándose a los brazos del último y siendo atrapado por estos, mientras el recién llegado besaba repetidas veces su rostro y el contrario solo reía, amando esas sensaciones que el pelinegro causaba en el cada día.


☁️


—Kookie —llamó el de hebras plateadas, llamando la atención del nombrado, estando ya ambos en la comodidad de su amplia cama, con su cabeza descansando en el ancho pecho.

—Dime, cariño —su voz estaba cargada de cariño y amor, y TaeHyung se sentía orgulloso y feliz de ser el único con el que Jeon usaba esa voz.

—¿Crees que debería intentar ponerme en forma?

JungKook hizo una breve pausa antes de responderle, un poco confundido, ya que era la primera vez que TaeHyung hacía una pregunta de ese tema—. ¿Por qué lo dices?

—Solo que... –TaeHyung se quedó en blanco por unos momentos, buscando las palabras apropiadas para describir los pensamientos que rondaban por su mente más temprano—. A veces pienso que no estoy a tu mismo nivel en cuanto a mi cuerpo ¿sabes? Literalmente pareces tallado por los mismísimos Dioses, y temo que la gente nos mire y piensen que eres demasiado para mi.

JungKook lo acercó más hacia él, abrazándolo más fuerte y acariciando su cabello—. Bebé, no hay absolutamente nada de ti que sea necesario cambiar. Claro, si quieres hacerlo por ti y por sentirte mejor en tu propia piel sabes que te apoyaré en cada paso del camino, pero para mí ya eres demasiado perfecto. Amor, nunca he visto un hombre más precioso que tú.

Taehyung no pudo evitar sonreír mientras se acurrucaba en el pecho de Jeon, una vez más sintiendo esas miles de mariposas en el estómago, las mismas que sintió desde la primera vez que cruzó miradas con JungKook y las mismas que sentía cada día que tenía la increíble suerte de despertar a su lado. Habían pasado años desde la primera vez que sintió esas mariposas, pero cada día que TaeHyung vivía siendo amado por JungKook y enamorado de él, era una prueba de que esas mariposas jamás se irían.

—Además... –JungKook agregó—. No te imaginas cuentas veces me han dicho a mi que yo soy el suertudo, y no lo negaré jamás, porque si, soy el hombre más afortunado del mundo, con el hombre más hermoso del planeta a mi lado.

TaeHyung rió suavemente, dibujando círculos con su dedo en el pecho de su amado—. Dios, eres demasiado cursi a veces.

Compartieron una risa entre los dos, ambos sumergidos en su propia burbuja de amor, hasta que terminaron conectando miradas y compartiendo un tierno beso.

—Te adoro, Kookie.

—Yo mucho más, bebé.

Y en momentos así, ambos reflexionaban en la sensación tan hermosa que era siquiera existir en la compañía del otro, la cercanía, los besos, las caricias, sentir que estaban desbordando de adoración por el otro. Momentos que querían que duraran para siempre, momentos que querían seguir teniendo por el resto de sus vidas, momentos que un día recordarían a
medida que fueran escribiendo sus votos de matrimonio.

🌙

¡Gracias por leer! Espero que haya sido de su agrado.

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tummy | kth+jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora