Capítulo 11.

428 46 24
                                    








Derek

Mi móvil emite un sonido semejante al de un timbre, lo tomo y observo un mensaje multimedia en la bandeja de entrada de la antes pelirroja.

¿Tienes planes? Porque yo estoy sola, en la cancha de fútbol cerca de mi departamento y pensando en que podrías hacerme compañía mientras hago ejercicio.

El texto, combinado con la sexy foto de ella vistiendo un pequeño short gris, playera blanca sin mangas y accesorios en color rojo me provoca el querer salir corriendo de donde estoy e ir con ella. Tomo el aparato y me dispongo a escribirle una respuesta sencilla.

Yo también quiero ejercitarme, pero sobre tu cuerpo, muñeca.

Acompaño el piropo con un emoji de cara perversa, su respuesta no tarda más de veinte segundos en llegar.

Qué romántico eres con tus piropos sucios, muero de ternura. Mentira, me dan risa y también me excitan. Pero tomaré eso como un , te estaré esperando, con ansias...


Sonrío como el idiota que soy, ¿cómo es posible que me alegre el día con tan solo un mensaje? El carraspeo de Rosse me hace quitar la vista del móvil y observarla al cabo que toma un largo trago de su vaso de vodka. Su ceño fruncido escaneando cada una de mis facciones me provoca miedo, y peor aún, solo lleva un camisón semitransparente puesto.


-¿Te vas con la nenita esa? - levanto mis cejas con asombro ante su tono despectivo de voz.


¿Qué mierda le sucede a esta chica? Cuando llegué estaba genial, con un super humor animado y ahora tiene cara de querer asesinarme, partir mi cadáver en trozos pequeños y echárselos al perro salvaje de su vecino.


-No te pongas intensa, ya sabes de qué va lo que tenemos. Últimamente siento que ni tú misma te entiendes con esos enormes dramas que haces constantemente. Pobre de ti y de quien intente soportarte, mejor me voy.


Tomo mi chaqueta del perchero al lado de la puerta y la observo fulminarme con la mirada antes irme.

-Me vale tres mil hectáreas de mierda lo que sientas o creas, ¿sabes? Lo único que puedo decir es que pareces su perrito faldero, ya solo falta que empieces a ladrar - su sonrisa burlona me hace rabiar internamente.


Controlo mis nervios, le hago un movimiento despreocupado de mano y le guiño un ojo.

Tentación infernal #3Where stories live. Discover now