Yume.

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Sí, Yume se había convertido en un gran punto de discordia, sino, nadie estaría haciendo todo esto en estos momentos.

Naruto no lloraría, Sasuke no atacaría, Sai no pensaría y Yamato no se retiraría. No estuvieran las 5 tan callados y alarmado como lo estaban ahora.

Yume se había convertido en un punto de discordia.

Yume había escapado de la Aldea.

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Después del golpe que Sai recibió y la expresión burlona y feliz en el rostro de Orochimaru decidieron dejar todo atrás y transladarse a la nueva guarida en la que estarían hasta que Orochimaru le daría información a Sai que Danzo tanto necesita.

Por supuesto, el de sonrisa falsa se mantuvo lo más alejado del vengador por simple precaución mientras que Orochimaru no podía dejar de pensar que cada vez esto se volvía más divertido. Había visto a esos dos niños crecer en su etapa más importante y estaba seguro que las cosas entre los dos no se resolverían tan fácilmente.

Por un lado está a un Uchiha enamorado.

Por otro lado está una chica con carácter enojada.

El Uchiha es orgulloso y egocéntrico.

La chicha tiene la cabeza en otra parte.

Él lo sabía desde el primer instante en que se volvieron a encontrar luego de que Sasuke abandonara la Aldea.

Este era un amor perdido.

Jamás se iba a dar nada entre ellos.

Pero de igual forma era interesante ver las discusiones y problemas entre ambos, en especial cuando le recordaba al pasado, cuando aún sus amigos eran sus amigos.

Por su puesto, jamás expresó del todo las razones por las que estaba así, pero solo por eso dejaba que Yume viniera y se fuera siempre de sus guaridas.

Eso, y el experimento que tiene con ella.

Incluso se sorprendió cuando se ofreció de voluntaria al saber las razones detrás de él, pero la dejó ser porque el interés en esa chiquilla criada por Sarutobi era grande.

¿Qué tantas sorpresas le mostraría a una persona como él, que vive de la búsqueda de vida eterna y cura completa ella que está caminando de la mano con la muerte?

De verdad, tan interesante.

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Las ideas, las cadenas, los lazos, los recuerdos, las memorias, las mentiras, las verdades, las voces lejanas, los miradas intrigadas, los golpes en los costados, la apuñalada en la espalda, del honor del nuevo vivir, la muerte de aquella paz acuestas que carga con toda la voluntad de esta vida y la siguiente.

¿De verdad, qué se necesita para crear una historia?

No tiene que ser necesariamente buena, no tiene que ser necesariamente mala. Solo engañosa, solo embustera, solo poseer un buen pasado y un mal futuro. Solo tener esperanzas, y luego, perderlas.

A Yume se le hacía que la historia estaba compuesta por mentiras tejidas entre las hechos que ocurrieron años atrás. Había cosas que nadie más sabía, cubiertas por un velo blanco y puro, sagrado, que nadie se atrevía a profanar por miedo a ser acusado.

Ese velo se mantenía quieto, en su sitio, por el tiempo de una decena de años, por el tiempo de un mero segundo. Dependía de las personas y los caminos que habían construído a lo largo de sus vidas para ver cuánto tiempo se quedaba el velo en su lugar.

Y también dependía de las verdades tan ocultas que, quizás, ellos dijeron, y fueron ignoradas.

Pero todas esas historias se volvieron importantes para Yume, porque sin quitar al velo que el viento movía intentado remover y advertir de las consecuencias de todos los actos malvados presentes, se enteró de ellos. Porque se coló detrás del velo.

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