Han pasado unos meses desde que el padre de Keith se volvió a casar, dejándolo en una nueva escuela, sin amigos, sin mamá, y sin esperanza. Lo único que le impide volverse completamente loco es Lance Fuentes, el chico encantador, divertido y sorpren...
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Lance no sabe a dónde va, nunca ha estado aquí antes, así que sale a través de la puerta corrediza de vidrio junto a la cocina. Sabía desde el momento en que entró, tal vez incluso antes, que algo malo iba a suceder, pero estaba demasiado emocionado para preocuparse.
Estúpido. ¿Por qué soy siempre tan estúpido?
Él llega a la acera, con cara de vergüenza y ojos picantes. Lotor había estado en la habitación cuando ese tipo dijo que a Lance le gustaba. Si había alguna duda en la mente de alguien antes, ahora está claro: Es un perdedor que actúa como un cachorro enamorado.
—¡Lance! —es Hunk, apoyando sus manos sobre sus rodillas y jadeando. Lance desea que él vuelva a entrar—. Amigo, ¿estás bien? Pensé que ibas a golpear a ese imbécil. ¿Que pasó?
—Lotor estaba allí, Hunk —dice Lance, su estómago se revuelve cuando las palabras salen de su boca—. Escuchó lo que ese tipo dijo sobre mí. ¡Dios, ahora sabemos que lo sabe con certeza!
—No es el fin del mundo, ¿de acuerdo? —dice Hunk, que parece no creerse a sí mismo—. Probablemente a Lotor le arrojen esas cosas todo el tiempo, y realmente no parece del tipo que le importe.
—¿Eso es mejor? —pregunta Lance, sin esperar una respuesta. Se siente barato y humillado, como si fuera el tonto personaje principal de una comedia romántica en la escuela secundaria. Su vergüenza solo crece cuando las lágrimas calientes comienzan a deslizarse por sus mejillas—. ¿Por qué soy tan idiota? —gime.
—No eres un idiota. Mira, no es una ofensa tan grande como crees, ¿de acuerdo? La gente tiene crushes, está bien.
—Pero no todo el mundo está enamorado de que el chico más popular de la escuela se exponga varias veces frente a este tipo —Lance se frota la cara y se mira con enojo, molesto consigo mismo por haber llorado—. Debe pensar que soy tan estúpido.
—Nadie piensa que eres estúpido, Lance.
Él sacude la cabeza.
—Sólo... Sólo quiero tomar un poco de aire antes de volver a entrar. Revisa a Pidge, ¿de acuerdo? Estaré bien aquí afuera.
Hunk parece dudoso, pero él no protesta; simplemente palmea a Lance en la espalda y vuelve a entrar. Pidge definitivamente está teniendo un momento más difícil de lo que está ahora. Ella no ha sido mal generada en tanto tiempo que los sorprendió a todos más de lo que lo hubiera hecho antes. Él espera que Alana, quien la defendió, al menos haya conseguido rodar la historia del romance lésbico.
Se sienta en la acera, apoyando la barbilla sobre sus rodillas y envolviendo sus brazos alrededor de sus piernas. Esta noche ha sido un desastre monumental, y no ve que mejore pronto.
Su teléfono presiona torpemente su pierna, recordándole su existencia con una suave vibración. Lance quiere ignorarlo, pero las posibilidades de que sea uno de sus amigos son demasiado grandes.
