Capítulo 1 (Eugenia)

1.3K 23 1
                                    

Capítulo 1

Eugenia

Tenía la panza tan llena que creía que el botón de mi pantalón iba a saltar de un momento a otro y romper una ventana. Skip y yo habíamos pasado la tarde entera tirados en mi cuarto, comiendo porquerías y jugando a la Play Station. Ahora nos despatarrábamos en la cama con bolsas de frituras entre las sábanas y caramelos esparcidos por todo el cubrecama.

-¿Qué haces?- Skip estaba sacándome las medias y me miraba con una sonrisita traviesa.

-Te hago masajes- Tomó un pie y comenzó a frotar sus dedos por el empeine.

-Es asqueroso- exclamé tratando de retirar el pie para que dejara de hacerlo. Ni en sueños tocaría pies ajenos, soy muy exquisita en ese sentido.

-No, no lo es. Quédate quieta.

-¡Aaah!- gritaba mientras intentaba zafarme de sus manos, pronto comenzamos a reír y Skip termino cayendo al suelo con una patada mía. Me tiré encima suyo y comenzamos a rodar riéndonos y haciéndonos mal uno a otro- ¡Maldito tarado!- gritaba y me reía al mismo tiempo.

-¡Uoooo! ¡Acá viene la mano malvada!- exclamó Skip y pude ver su mano descender velozmente hacia mi estómago. ¡Oh, no, cosquillas!

-No, para, ¡para! ¡Voy a moriiiiiir!

Skip paró y ambos caímos rendidos al suelo, con nuestras espaldas apoyadas en el suelo frío.

-Eres un imbécil, ¿lo sabes?

-Sip, comprobadísimo.

Lo miré y ambos comenzamos a desternillarnos de risa.

Sí, aquel era mi mejor amigo, aquel chico loco y tarado que no hacía más que estupideces y era fiel en las buenas y en las malas. Daniel Sahyoune era mi mejor amigo desde que tengo uso de memoria. Pasábamos todos los días juntos y no nos cansábamos nunca uno de otro. Gracias a Skip había conocido a sus demás amigos, los hermanos Brooks (Luke, Jai y Beau) y a James. Gracias a Skip había tenido la mejor infancia que se podría esperar, y estaba teniendo una adolescencia asombrosa. Aquel era mi amigo, el que ahora estaba tirado junto a mí en el suelo y no paraba de sonreírme como había hecho siempre.

-Vas a ir al parque mañana con nosotros, ¿no?- Skip se había levantado y se sentó en la cama con la espalda apoyada en la pared.

-¿Acaso me queda opción?- Lo imité y me senté a su lado.

-No señorita.

-Lo sabía.

-¿Alguna vez pensaste qué va a ser de nosotros dentro de diez o veinte años?- El cambio rotundo de tema me tomó por sorpresa, lo miré y descubrí que estaba serio y miraba un punto fijo en la pared de enfrente.

-La verdad no lo sé. ¿Cómo te ves de aquí a veinte años?- contesté con sinceridad.

-Ja, mi respuesta te va a parecer estúpida.

-¿Por qué iba a parecerme estúpida?

-Porque es estúpida- dijo, aun mirando la pared, pero con una sonrisita tierna en el rostro, como si estuviera pensando en algo que lo hacía muy feliz.

-Dime y comprobaré si es estúpida o no- Miraba su perfil tratando de entender porqué me hacía aquella pregunta.

Skip titubeó y me miro dos veces seguidas antes de volver a clavar la vista en la pared.

-En veinte años…- me miro antes de continuar y volver la vista al frente- Me veo casado y con hijos.

No era una respuesta estúpida, ¿por qué pensaba que iba a serlo?

-Eso no es estúpido, es más, es muy razonable.

-No, porque no me veo casado con cualquier persona, ahí es cuando viene la parte estúpida…- Daniel me observó tanteando mi reacción y luego sonrió mirando el suelo- Me veo casado contigo- Levantó la vista y se me quedó mirando fijo, esperando que dijera algo.

-A decir verdad…- Le devolví la mirada y se me escapó una risita.

-Viste, yo sabía que ibas a reírte.

-No, no- lo atajé aún riendo. Skip bajo la vista y frunció el ceño, visiblemente disgustado por mi reacción- Skip- Cuando levantó la vista pude ver, muy dentro suyo, un resquicio de angustia- Yo también me veo casada contigo.

-¿Eh?- Skip parecía sorprendido, pero yo no lo estaba para nada, estaba muy segura de mi respuesta.

-Vamos, no te hagas el idiota. Pasamos toda nuestra vida juntos, ¿porqué no podríamos estar casados de grandes?- Me incorporé sobre mis rodillas y acerqué mi rostro al suyo- Para casarte conmigo tienes que dejar de ser tan tarado- Le di un golpe con mi frente y salí corriendo del cuarto.

-¡Me voy a casar contigo Eugenia!- Lo escuché gritar antes de ahogarme en carcajadas.

No todo es lo que pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora