Capitulo 23

440 22 3
                                    

James:

Llevo unos minutos junto a la ventana contemplando como los rayos del sol iluminan la bahía al amanecer. Una sonrisa enorme se dibuja en mi rostro cuando volteo y observo las sabanas de la cama, están todas revueltas... justo como se encuentra mi vida desde que ella llego.

Después de una ducha me acuesto perdido en mis pensamientos sin poder dormirme, acomodo las almohadas y noto que están perfumadas con ese exquisito olor de Anne que tanto me gusta.

Es condenadamente hermosa, llevaba toda la noche conteniéndome desde que la vi salir con ese vestido para la gala, tuve que controlar el impulso de no encerrarme con ella y hacer lo que al final se dio, si... y de qué manera. Bien dicen que las esperas siempre valen la pena.

Ni mis sueños más húmedos se acercan a lo que sentí al tenerla y verla completamente desnuda y entregada a mí. Saber que es toda mía me enloquece despertando en mi algo más, porque desde que la conocí tengo esa sensación de estar al tanto de ella, cuidarla como algo muy preciado y protegerla de todo; eso es algo que no comprendo aun ya que no es natural en mi. ¿Sera que estoy enloqueciendo?

Porque aquí estoy preguntándome si aún seguirá despierta y sintiendo de nuevo la necesidad de comprobar si está bien. Joder.... debí retenerla aquí en mi habitación, ¿cómo es que ahora me veo deseando amanecer en los brazos de una mujer?, ¡que ha sido de mí!, ¡no sé qué carajos me está pasando!... Puede ser eso que los psicólogos llama obsesión, y es que me tiene obnubilado bajo su encanto, si... es posible, quizás con los días se me pase y vuelva a mis cabales.

Más tarde me despierto con esa sensación extraña de haber perdido la noción del tiempo, observo el reloj y casi dan las once... será mejor que me levante, a pesar de las pocas horas de sueño me siento renovado.

Tomo un pantalón de chándal y salgo de la habitación, compruebo si Anne ha despertado y por el silencio que reina de seguro que aun duerme. Noto de que mi traje cuelga sobre una silla y no queda rastros de lo que sucedió hace horas y si estuviera pasado de copas podría jurar que fue un sueño, uno muy placentero.

Pido el desayuno y mientras espero me recuesto en el sofá, enciendo mi laptop y respondo rápidamente algunos e-mails de Bruce, quiero que investigue a la tal Amelya, después de aclaradas las cosas no quiero que salga con alguna sorpresa. Si fue capaz de inventarse algo así de su mejor amiga que se puede esperar. Aun no sé cómo voy a hacer para decirle a Anne la verdad sin destrozarla, que justamente su querida amiga ha sido quien me estuvo poniendo en su contra todos estos meses.

-Buenos días, ¿trabajando tan temprano Sr. Bradford?

Mmm... la Sra. Bradford se ha levantado al fin, envuelta entre un albornoz rosa y ese look desaliñado que la hace ver tan natural y muy sexy.

-Buenos días...

Sonrió al ver como se acerca casi a rastras, dejo la laptop a un lado y le tiendo la mano, se ve tan cansada que la arrastro con facilidad hasta subirla a mi regazo. Envuelvo su cuerpo entre mis brazos recostándola sobre mi pecho, beso suavemente sus labios y rozo su nariz con la mía. Suspira enseguida sin abrir los ojos, luce agotada.

-Pareces muy cansada, debiste quedarte acostada.

Musito perdido deslizando mi nariz entre sus cabellos, se sienta derecha acariciando mi mano que reposa en sus piernas y me estudia atenta con la mirada fija en la mía.

-Solo un poco... pero ya se me pasara... bastara con una taza enorme de café. 

Bosteza ocultando su rostro entre mi cuello haciéndome sonreír, disfruto unos minutos de su cercanía y es que se siente tan reconfortante que me quedaría así por mucho tiempo.

Aliados por el DestinoWhere stories live. Discover now