Capítulo 16. ¿Qué está ocurriendo?

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Resplandor entre Tinieblas

Por
WingzemonX

Capítulo 16.
¿Qué está ocurriendo?

Mientras bajaba a toda prisa las escaleras de emergencia, Vázquez sacó su teléfono e intentó comunicarse con la seguridad del hospital para que cerraran todas las puertas. Sin embargo, nadie le respondió. Esperaba que se debiera a que el personal de seguridad ya se encontraba moviéndose tras el primer disparo, y no porque hubieran corrido de sus puestos para fingir que nada ocurría.

Algo fatigado por la bajada tan apresurada, pero con su adrenalina al mil por hora, el detective llegó a la planta baja, abrió con fuerza la puerta de las escaleras, y volvió estar de nuevo en los pasillos. Al salir, lo primero que vio fue a gente moviéndose asustada hacia una misma dirección, por lo que él optó por ir justo en la dirección contraria. ¿Qué había en el extremo del hospital al que se dirigía? Intentó hacer memoria rápida de la distribución del edificio, y lo primero que se le vino a la mente fue el área de emergencias. Tomó entonces de nuevo el radio en su cinturón y volvió a hablar por él.

—¡Aquí Vázquez! La sospechosa se dirige a la entrada del área de emergencias. Si hay unidades disponibles, intercéptenla por ahí.

Le pareció escuchar un lejano "enterado" un instante antes de colocarse de nuevo el radio en el cinturón, pero no estaba seguro de ello. Esperaba que realmente alguien lo hubiera escuchado, y si él no lograba alcanzarla al menos alguien más podría cerrarle el paso.

De pronto, justo al girar en una esquina, lo primero que captó fue el estruendo de otro disparo. Su cuerpo reaccionó sólo queriendo retroceder, pero de ninguna forma podría moverse lo suficientemente rápido. La bala le dio directo en el hombro izquierdo, alojándose en su interior. Cayó hacia atrás, y luego se arrastró con rapidez, protegiéndose tras la pared. Se revisó rápidamente, colocando su mano contra la herida que le sangraba intensamente. No había orificio de salida. Con su mano derecha tomó su arma con firmeza y pegó su espalda contra la pared, sin asomar ni un pelo por la esquina.

—¡Los refuerzos vienen en camino! —Le gritó a todo pulmón desde su posición—. ¡No tienes a dónde ir, pequeña!

—¿No le enseñaron a no decir mentiras? —La escuchó exclamar con un tono juguetón, que por dónde lo escuchara sonaba como la voz de una niña.

—¿Quién eres? ¿Cómo te llamas?

—Sólo soy una inocente niña que desea jugar, obvio.

A tal afirmación le siguió una risilla burlona.

—Si alguien te está obligando a hacer esto, yo puedo ayudarte. Dime qué es lo que quieres, confía en mí.

No hubo respuesta alguna a su ofrecimiento.

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