Capítulo Vigésimo - Après

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Marinette se sorprendió, abriendo sus ojos azules más que grandes, ante ese tan deseado pero repentino contacto de los labios del muchacho con los suyos. No dudó ni un segundo en colgarse con mucha más fuerza de su nuca, entrelazando en sus dedos los cabellos rubios con desesperación a la vez que su boca se movía de forma muy torpe intentando responder el beso, ya que nunca en su vida lo había hecho con nadie.

Después de unos segundos, Adrien se separó de ella al sentir la incoherencia de sus movimientos, alzó una ceja un poco confundido hasta que trajo de nuevo a su mente el hecho de que seguramente ella era una total y terrible inexperta. Sonrió mirándola a los ojos y suspiró. - Es tu primer beso, verdad? -

Un sonrojo salvaje e intenso se apoderó de las blancas mejillas sutilmente decoradas con pequeñas pecas. - Qué... Qué! Cómo?? - Se aclaró la garganta para que su voz pasara de aguda nerviosa a normal y disimular. Tragó saliva y también suspiró. - Sí. Cómo... Cómo lo sabes? -

- Es obvio. Besas muy mal. - Le pellizcó la mejilla y se movió a su lado para salir de encima suyo y ponerse de pie, soltando unas pequeñas risas que ofendieron de sobre manera a la jovencita. Le estiró la mano para ayudarla a levantarse pero ella se negó, cruzando los brazos aún acostada sobre el suelo. Se agachó junto a ella y reposó sus codos sobre sus rodillas, observándola aún de forma graciosa. - Vamos, Princesa. La verdad no debería ofenderte. - Rió después de guiñarle el ojo al citar la misma frase que ella le había dicho hacía nada menos que unos minutos atrás.

Marinette refunfuñaba ante la frustración y la vergüenza que intentaba ocultar tras su actitud caprichosa de siempre. Bufó con intensidad y giró lentamente su rostro para clavar en Adrien sus ojos azules, recuperando lo desafiante de su mirar. - Pues enséñame. -

- Eh? - Preguntó el rubio luego de sacudir imperceptiblemente su cabeza al escuchar esas palabras inesperadas y seguir con la mirada a la joven heredera que se acababa de levantar del suelo, golpeteando con sutileza los laterales de su falda para sacudir algunos pastos que habían quedado pegados en la tela. Enderezó sus piernas de forma lenta hasta alcanzar su altura por encima de ella, sin dejar de observarla, aguardando una aclaración a lo que acababa de escuchar.

- Que me enseñes a besar. Soy muy poco tolerante con las faltas de respeto, pero en este caso tengo que darte la razón ya que jamás había besado a nadie en mi vida. Y no quiero que vuelvas a burlarte de mí. - Alzó la barbilla para seguir mirando desafiante al muchacho de doble identidad que parecía haber tragado grueso pero que, tras unos segundos de silencio, acababa de soltar una gran carcajada. - De qué te ríes? -

Adrien apretó sus labios para contener la risa, levantó ligeramente las cejas y suspiró para calmarse. - No te voy a enseñar a besar, eso es algo que se aprende con la práctica y lamento informar que no podré supervisarte ni ser parte de tus ejercicios. A menos que quieras que me maten, princesa. - Golpeó la punta de la respingada nariz frente a él con la uña de su dedo mayor, sonriendo ampliamente aunque, por dentro y a pesar de que solamente habían sido segundos, se moría de ganas de saborear de nuevo esos carnosos y delicados labios.

Tras un gesto de molestia y unos segundos de silencio en los que el rubio sonreía y Marinette bufaba en su interior, ésta última pegó un salto hacia el joven, colgándose de su cuello de forma brusca, haciéndolo trastabillar y golpear su espalda contra el tronco de un árbol cercano a ellos. 

- Auch! - Se quejó Adrien frunciendo un poco su entrecejo luego de encorvar su cintura hacia adelante para acariciarla por el dolor de haberse clavado una pequeña rama en punta, mientras que la azabache seguía atrapando su cuello entre sus brazos. - Ya, suéltame. -

- Vamos, enséñame. Te lo ordeno con toda la autoridad que me confiere ser la heredera al trono de Francia. - Exclamó en un tono imperativo que perdió toda seriedad después de que la jovencita comenzara a soltar algunas risas.

Entre Amor y Espadas - Miraculous Ladybug AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora