Jugador peligroso

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En la entrada del lugar cuya dirección había recibido estaba la persona a la que buscaba. Lin en verdad había esperado no encontrarlo, y que todo se tratara de una simple paranoia. Pero lamentablemente no se trataba de eso. El pelirrojo estaba parado completamente sólo, y al ver al rubio, sonrió.

—Ey, Mao, en verdad has cambiado —dijo mientras se acercaba a saludar—. No imaginé que me encontrarías tan rápido, gracias por venir. ¿cómo te encuentras?

—¿Qué haces aquí? ¿Cómo es que tú...? —el rubio comenzó a hablar, pero al reaccionar en el lugar que se encontraban le hizo una seña al pelirrojo para que fueran a otro lado. Una vez estuvieron lejos de oídos indiscretos, continuó—. ¿Cómo me encontraste?

—Un señor me contrató, y a cambio de información, maté a una personas —aclaró con una expresión tranquila—. En ese momento debiste de haberme matado bien, gracias a ti conocí el verdadero infierno, ah, pero no te guardo rencor por eso. Pongámoslo como un ojo por ojo. Yo te intenté traicionar y tú intentaste matarme, estamos bien ahora, ¿no?

Como si ese encuentro no fuera suficiente para el rubio, ver la reacción del pelirrojo sólo lo había confundido más. Mientras corría hacia allí había sentido la adrenalina recorrer todo su cuerpo, pero ahora era diferente. Continuaba sorprendido, y sintiendo cierta tensión, pero de alguna forma estaba más calmado.

—¿Qué es lo que quieres? —preguntó de forma directa.

—¿Que qué es lo que quiero? Deberías saberlo —Feilang actuaba como si fueran viejos amigos que llevaban años sin verse, aunque de cierto modo su relación era eso mismo—. Vine por ti. Te lo dije, ¿no? que te buscaría y entonces seríamos compañeros. Ven conmigo, tengo todo preparado.

El pelirrojo le extendió la mano a modo de oferta, pero Lin la rechazó.

—Descuida, la niña está bien. En este momento deberían estarla llevando otra vez al departamento en el que la encontraron —le aclaró—. Escuché lo que pasó a tu hermana menor, en verdad lo lamento. Pero no te preocupes, ya no estarás solo. ¿Qué esperas? Partamos, Mao.

—Lo siento pero... yo quiero quedarme aquí. No iré contigo. Ya tengo un lugar aquí —durante sus cinco años de entrenamiento, el rubio le había dicho al pelirrojo sobre su miedo a no tener nada; en ese tiempo, teniéndolo a él, no tuvo ningún problema con ello. Después, durante un tiempo vivió pensando que su hermana y madre seguían ahí, y cuando supo la verdad, pudo continuar porque Banba, y el resto, estaban ahí—. No estoy solo.

Ahora tenía algo que le importaba de verdad.

—En ese caso no hay opción. Mataré a lo que sea que te ate a este lugar, Mao, tú lo decides —era demasiado fácil para Feilang hablar, aunque él siempre había sido así. Tomaba decisiones con velocidad; reaccionaba rápido, y muy pocas veces dudaba—. En verdad me gustaría seguir con lo que dejamos antes.

«Antes». La palabra resonó en la mente de Lin.

El tipo de relación que llevaban ene se momento... era imposible regresar a esos tiempos. Feilang había sido el primer amigo del rubio, la primer persona a la que había amado. Todos los momentos que pasaron juntos, recuerdos que habían permanecido en el olvido hasta ese instante, regresaron, derrumbándolo.

—Mao... sé que tienes cosas que pensar. Te daré hasta el anochecer —el pelirrojo intentó acercarse a Lin, pero éste retrocedió—. Te veré aquí, Mao.

«No digas ese nombre», el rubio sabía la intención con la que Feilang lo repetía tanto. Se dio la vuelta, y comenzó a caminar de regreso al apartamento. Con cada paso que daba, escenas diferentes pasaban por su mente. 

Amor, sangre y muerte (BanbaxLin)(HTR)(Yaoi)Where stories live. Discover now