Capítulo 12

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T E S S A N D R A

Salgo a la luz de color rojo que está preparada para recibirme. Observo cómo el hombre joven mira cada parte de mi cuerpo y pasa su lengua por los dientes anteriores, da un largo trago a su bebida sin quitar los ojos de mí y siento un escalofrío que me pone los pelos de punta.

Me muevo al ritmo de Lady Mermalade y me pierdo un segundo en mi rutina improvisada. Cuando termino hago lo mismo de siempre, pero esta vez miro el techo, siguiendo los consejos de Sawnder. Empiezo a recoger el dinero que los hombres dejan en el borde del escenario.

Unas manos se aferran a mi brazo, jalándome y haciéndome caer al suelo.

Mierda. Estúpidos borrachos.

—Yo te ayudo, primor —dice el causante de mi caída, pone sus palmas en mis hombros, las empujo lejos de mí apenas las siento, el hombre se tambalea.

—¡No me toque! —exclamo, alarmada, y arrugo la nariz.

Siento otras manos que me ayudan y miro en su dirección, lista para soltar golpes si es necesario, pero me quedo congelada. Dan. ¡Oh, mierda! ¿Me habrá reconocido? ¿Qué hago ahora? ¿Actuar como si nada? Agacho la cabeza de nuevo para que no mire mi rostro, estoy segura de que si ve mis ojos va a saber quién soy. Me percato del momento en el que mi respiración falla, volviéndose más pesada y me sonrojo.

Estos son los problemas a los que tengo que enfrentarme al no poder aceptar a lo que me dedico.

—Gardenia, ¿estás bien? —pregunta con preocupación—. ¿Quieres que le parta la nariz?

Gardenia. No Tess.

Tengo ganas de escapar y no verlo de nuevo, de encogerme del tamaño de una pequeña hormiga, me siento más rebajada que un diminuto insecto. Si él se enterara dejaría de ser una llameante mariposa y me convertiría en una sencilla oruga. Trato de sonreír lo mejor posible sin mirarlo, aprieto el brazo que sigue sosteniéndome y asiento, agradeciendo su ayuda.

De pronto, alguien me jala bruscamente, puedo oler la colonia de Sawnder; es fácil detectar su olor en medio de las multitudes.

Dan dice algo, no logro entenderlo porque mi jefe arrebata mi atención con su susurro.

—¿Qué haces? El mafioso te está observando y viene hacia ti —dice, angustiado. Me pego a su cuerpo para permitirle que me lleve lejos con mayor rapidez. Da zancadas sin fijarse en nadie alrededor, sin detenerse, esquivando a todos los que se atraviesan.

Al llegar a la puerta de su despacho escuchamos una voz con acento latino. Los músculos de Sawnder se tensan y su cara se pone pálida, oculta detrás de facciones duras su preocupación.

Gardenia © ✔️ (TG #1) [EN LIBRERÍAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora