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  ❝Everything will be fine.❞  

Harry Potter empezaba a perder los estribos con tantos problemas que tenía en cuanto al trabajo; las desapariciones y muertes iban en aumento, el ministerio mágico tenía que estar constantemente en movimiento a causa de esto, sea que estén protegi...

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Harry Potter empezaba a perder los estribos con tantos problemas que tenía en cuanto al trabajo; las desapariciones y muertes iban en aumento, el ministerio mágico tenía que estar constantemente en movimiento a causa de esto, sea que estén protegiendo a la comunidad muggle o a la comunidad mágica, la cual se veía más envuelta en estos casos de desaparición. El departamento de Aurores estaba hecho un caos, intentaban unir piezas para encontrar al presunto autor de estas fechorías, pero no llegaban a ningún lado, quien sea que estaba detrás de esto tenía muy presente el cómo ocultar rastros, el azabache miró las hojas frente a él y soltó un suspiro, la puerta de su despacho fue abierta y logro ver a uno de los aurores entrar todo agitado.

— Creo que tenemos algo. —exclamó y eso basto para que Potter saliera de aquel lugar hacia la sala de interrogaciones, lo raro para él fue no solo encontrar a una mujer mayor, sino también a la pelirroja amiga de sus hijos.

Isabelle había sido casi arrastrada hacia el ministerio de magia, ella era la víctima y la trataban como al criminal más buscado, soltó un suspiro de frustración y miró a Fred quien no se había ido de su lado, miró atentamente hacia este hasta que él la miró también, sus miradas conectaron y Fred acaricio la cabeza de Isabelle, en un intento de darle apoyo. La verdad era que él también se había quedado algo atontado al escuchar a la mujer decir que él solo la seguía por ser un ancla, ¿un ancla a qué? jamás había escuchado aquel termino antes, la puerta de aquella sala se abrió y por ahí entró un hombre de cabello negro y ojos oscuros, el pelirrojo rodó los ojos al verlo, se cruzó de brazos y bufó, llamando la atención de la pelirroja quien no había despegado los ojos de la figura de su padre.

— ¿Debería empezar a llamarte srta Problemas? —preguntó su progenitor, ella soltó una pequeña risa y negó con la cabeza, el hombre se sentó frente a ella e inspeccionó su muñeca, la cual había quedado con una marca extraña— ¿Qué fue lo que pasó?

— Nada interesante, estaba caminando con Fred y... —guardó silencio al saber lo que dijo, pero luego sonrió al ver a su padre alzar una ceja— él iba a Zonko y yo tenía que ir por una pluma y nos separamos cuando la mujer apareció. Esta loca, parece que todos son así de extraños aquí.

— No puedes tratar a la gente así. —ella rodó los ojos.

— Las personas aquí creen que estoy loca o peor aún me tienen miedo porque piensan que soy una banshee, ¿los británicos son así de mente cerrada a estas alturas? Te dije que debíamos quedarnos en Estados Unidos, es mucho mejor que toda esta gente loca por una banshee.

— Las banshees siempre han sido tratadas como seres peligrosos, eso no podrá cambiar por más que se intente, no es el lugar al que vayas, es la gente, pero sé que no eres una de ellas.

— ¿Qué?

Él rio y su rostro comenzó a deformarse para volver a su originalidad. — Pequeña, tu eres especial, el maestro necesita de ti... tú, tú eres la clave.

Anchor ➳ James Sirius PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora