Capítulo 5

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─No me lo creo ─cuestionó Bellamy su historia mientras compartían un rato de tertulia-cotilleo junto a dos tazas de café en la sala de trabajadores.

─Tuve que coger un maldito taxi ─le informó mientras su amigo sonreía─. ¿Te ríes? Pues cuidado, trabajas para una loca ─le aseguró antes de llevarse la taza a los labios.

─Venga ya, Clarke, no sabes si ha sido ella ─comentó su amigo con tranquilidad, negando ligeramente con el rostro.

─Es la única enferma mental del lugar capaz de algo así ─le aclaró con la mirada clavada en la suya, intentando que de una maldita vez creyese sus palabras.

Había aprovechado un descanso para contarles a sus amigos la escena que se encontró tras salir del trabajo el día anterior. Su vehículo había sido atacado, encontrándose las ruedas a medio desinflar, y aunque no contaba con la firma del autor, sabía que la creadora había sido doña malfollada Woods. ¿Quién podría ser capaz de algo así? Ella. ¿Cómo era posible tan siquiera que sus amigos cuestionasen su acusación?

─¿De verdad crees que Lexa no tiene otra cosa que hacer? ─preguntó Luna no muy convencida y cruzándose de brazos.

─¿La verdad? No ─respondió con rapidez─. Su vida es la de una señora de geriátrico ─dijo con seguridad─. ¿Qué hará cuando sea una señora de geriátrico? ¿Cómo es ser una señora de geriátrico por dos? ¿Habrá algún manual? ─preguntó haciendo a sus amigos sonreír.

Ellos se reían, sí. Pero, para ser sincera, lo decía de verdad. Y muy de verdad.

─¿Se la vas a devolver? ─preguntó Bellamy curioso, cruzándose de piernas y acercándose un poco más para crear un ambiente más íntimo.

Luna al lado de Bellamy le clavó la mirada también. Porque aunque era la más tranquila, y la que menos interés mostraba de los dos en esa dura guerra contra Lexa, su lado cotilla siempre salía a flote. Era inevitable, como lo era también para el resto del edificio. Sabía que todos necesitaban un poco del gran culebrón que Lexa y ella protagonizaban.

─La duda ofende ─contestó sonriente y un tanto vacilona─. Y no, no te pienso decir nada hasta que lo haga. Eres muy cotilla y me puedes chafar la idea ─se negó a Bellamy antes de que le preguntase algo más al respecto.

─Oh, por favor, ¿por quién me tomas?

Bellamy lo soltó un tanto dramático y fingiendo estar algo ofendido, cambiando su rostro en cuanto lo miró alzando una ceja.

─Vale, sí. Pillado ─se rindió sonriente, haciendo que Luna y ella también sonrieran.

Se pensó el darle una pista a ambos, pero sus ganas se cortaron en cuanto la puerta se abrió y Octavia entró seguida de Raven y Lexa.

Como cada día la dama de hielo y sus escuderas personales se daban un paseo hasta la sala de trabajadores y se tomaban un café, el momento exacto que ella estaba esperando para devolvérsela a la castaña.

─Buenos días ─dijo hacia las tres, quienes la miraron y apartaron la mirada rápidamente excepto Raven que alzó la mano para saludar─. Hay gente a la que deberían darle unas clases de educación antes de salir al mundo ─comentó en voz alta con toda la intención de que la escuchasen.

Octavia y Lexa le volvieron a clavar la mirada y Raven caminó hasta la cafetera, apartándose con honor del nuevo frente. A cada día que pasaba se daba cuenta que de las tres, ella era la única con la que podría llegar a compartir una charla tranquila.

─¿No tienes trabajo? ─le preguntó Octavia alzando ligeramente una de sus cejas.

─Creo que durante dos fines de semana me he encargado del trabajo de todos de un mes ─contestó sonriéndole a Lexa─. Sobre todo el de tu jefa ─dijo sin apartarle la mirada.

Después de ti (AU) -Español [Clexa]Where stories live. Discover now