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[Segundo error]; “La mayoría no toma en serio a las personas cuando nos dicen algo que creemos absurdo o cómico. Tal vez ese es el problema, no siempre lo que hablan es mentira, sus palabras pueden estar cargadas de mucha verdad. Una que preferimos negar, antes de aceptar”.

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— ¿Por qué demonios mi vestido te queda tan bien?

Me volví a mirar en el espejo. Yo no veía nada "bueno" en realidad. Estaba tal vez un poco cuadrada mis muslos eran ciertamente anchos, pero solo eso de bueno podía tenía.

Era un vestido de ella, que me prestó por qué suponía, que yo iría nuevamente con ropa no tan descubierta. Aunque el vestido era sencillo y no dejaba a la vista tanta piel. Solo las piernas.

En cambio la miré a ella por detrás del espejo y si yo encontré algo bueno en mí, murió al ver la silueta de Akemi  mientras terminaba de usar la plancha para formar unas hermosas ondas.

Mordí por dentro mí labio, alejando aquellos pensamientos tan patéticos. Si mis padres me escucharan, sentiría tanta vergüenza. Aproveché que mamá estaba en casa y le pedí permiso, mi padre volvía de Ilsan la próxima semana. Era un militar.

Así que solo decidí omitir lo que dijo, sentándome en la cama bien hecha.
A este punto ya no estaba tan segura por ir y las ganas se iban esfumando. Pero al ya estar cambiada me dio mucha pereza decir que no.

— Debes darte prisa, son un cuarto para las diez. Llegaremos tarde.

Yo tenía el hábito de siempre llegar temprano a cualquier evento, desde pequeña y en verdad lo odiaba. Me estresaba si demoraba o me excedía unos minutos. Supongo que papá tuvo que ver mucho en eso.

— Haewon, si te dicen ve a las diez. La puñetera fiesta comenzará a las
once. Todos lo saben.

Me miró incrédula, casi risueña por lo que dije. Guardando por fin el aparato en la mesita de noche. Hice una mueca levantándome cuando ella lo hizo. Agarrando si bolso, yo realmente no necesite uno.

Eso me hizo sentir que yo era muy anticuada. Dejé mi habitación con la luz apagada bajando con ella. Mi madre estaba en su habitación así que aproveche cuando Akemi se adelanto para despedirme de ella.

—Ya me voy mamá.

Estaba leyendo un libro en la cama, con sus lentes que le había regalado por su cumpleaños. Su cabello recién cortado por encima de sus hombros era algo a lo que aún no me acostumbraba. —Cuidate, ¿llevas el móvil?

—Si, prometo estar aquí, antes de la hora.

Ella sonrió, acomodó la montura de sus lentes y volvió la vista al libro.

—Esta bien cariño, solo cuidate mucho. Intentaré esperarte.

—Vale.

Me despedí y salí de casa siguiendo a Akemi que ya estaba en el auto. Había algo de música y este olía a ambientador de fresa. No era mi favorito, me daba un cierto dolor de cabeza pero no dije nada.

— Hyunseok es un capullo, ¿cómo puede irse sin llevarte?. Maldito idiota. — jamás me molesto que insultaran a mi hermano porque se lo merecía. Dejar a Akemi plantada en mi casa y luego desaparecer sin decir nada fue algo que ella no se lo tomo muy bien. — En fin, cuando alguien tenga las manos en tu cuerpo que no venga a gritar hecho una furia. Aunque, ahora que lo recuerdo el rarito puede estar ahí y "salvarte"— me encogí en el asiento mirando a la ventana. ¿Por qué siempre tenía que traerlo al presente? — Recuerdas cuando se puso celoso. Dios, pobre Min. Terminó en el hospital durante una semana, lo que no tiene en músculos lo tiene en cerebro.

Brujería ❀; jjk | COMPLETA {Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora