Capítulo 8

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Mentiría al decir que no había pensado en Bonnie y Clyde para su proyecto de historia, solo para luego desecharlo sintiendo que algo más la empujaba a no escogerlo tal como había sucedido con las películas. Mentiría también al decir que no había dibujado al extraño huyendo de la mano de su chica con un maletin misterioso seguramente conteniendo una buena suma de dólares. Pero le era imposible saber cuál era la causa y cuál el efecto. ¿El hecho de pensar en Bonnie y Clyde la había llevado a imaginar a sus personajes como criminales o el dibujar a aquella pareja de ladrones la había llevado a pensar en Bonnie y Clyde? De un modo u otro Melody los había dibujo a ambos con planos, y al juntar todos sus dibujos hasta el momento en un intento por reconstruir sus vidas había descubierto que siempre estaba en movimiento y nunca se quedaban mucho en un mismo lugar. ¿Huían? ¿Pero qué sería lo suficientemente poderoso como para perseguirlos por todo el mundo?

—Hay solo dos reglas en esta vida. La primera regla es nunca permitir que te atrapen, porque si es así nadie nunca más te volverá a ver —dijo él.

—¿Y cuál es la segunda? —preguntó ella y él le sonrió de aquel modo arrebatador que tenía.

—Nunca dejar de meterte en problemas.

Melody se levantó sobresaltada, no por el despertador sino que por el frío nocturno. Se abrazó a ella misma y miró espantada a su alrededor solo para descubrir que se encontraba en medio del patio. Se estremeció sin poder evitarlo. Frotó sus brazos en busca de calor, aquel pijama simplemente no era suficiente abrigo para el exterior con su clima otoñal. ¿Cómo demonios se encontraba allí? Debería estar en su cama, durmiendo solo para ser interrumpida por una alarma a las tres de la mañana. ¡Ya suficiente tenía sin agregar un posible sonambulismo! Cerró los ojos y se dijo a sí misma que no había nada de anormal en aquello, el subconsciente podía llevar al sonambulismo... ¿Pero hasta qué punto era subconsciente y no acción de otro?

Al cerrar los ojos vio a ese joven extraño sonriéndole con tanta claridad que los abrió de inmediato. Se puso de pie de un salto y corrió lo más rápido que pudo de regreso al dormitorio, convenciéndose a ella misma que no estaba comenzando a enloquecer. Pero por cada día que pasaba él tenía más consistencia en su imaginación, más presencia en su mente. Había perdido la cuenta de los días desde entonces pero aquel acto inconsciente de dibujarlo se había convertido en una necesidad, una obsesión casi. Había dejado absolutamente de prestar atención en clase, había comenzado a mentirle a su psicóloga para ocultar lo que hacía, y había pasado a dejar que su sueño dependiera de él interrumpiéndolo para dibujar.

Se encontró en su habitación mucho antes de lo que había imaginado, sin recordar siquiera haber subido hasta el último piso o haber pasado frente a la oficina de la patrona del dormitorio. De todos modos poco importaba aquello, no había sido atrapada. Se metió en su cama sin dudarlo y se cubrió hasta la cabeza, cerrando los ojos con negación respecto a lo que había sucedido. Se repitió aquello hasta quedarse profundamente dormida, hasta que fue el amanecer y tuvo que despertarse ese sábado para ir por el desayuno. Solo entonces, cuando miró sus pies, sintió la sangre abandonar su rostro al ver rastros de hierba y tierra.

Melody se apresuró en limpiar sus pies sobre la alfombra y sostuvo su cabeza entre sus manos mientras se repetía que todo estaba bien. Tan solo había tenido un pequeño episodio de sonambulismo. ¿Pero cómo demonios había llegado allí sin ser atrapada? Prácticamente cogió el desayuno a la carrera antes de ir directo a la biblioteca. Tenía que haber una explicación perfectamente lógica detrás, algo para nada preocupante o que involucrara lo inexplicable. Pero no pasaba un día sin que viera la marca en el baño de chicas y pensara en Gabrielle aquella noche, no había una sola sesión sin que una parte afilada de ella que había desconocido hasta entonces se mostrara y mantuviera desconfianza hacia la doctora Sandler, y lo quisiera o no, jamás podría negar que había estado observando a escondidas a Chris en clase preguntándose cómo aquel chico que lucía tan normal podía estar enfermo.

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