Sólo un par de palabras

Cocinando juntos

-enséñame Mo- murmuró Hetian contra su cuello

-¡NO!-

-vamos… enséñame- volvió a hablar más bajo contra su oreja, para después depositar suaves besos contra el cuello del pelirrojo.

GuanShan se mordió el labio y suprimió un pequeño gemido.

-¡Esta bien!- dijo fuerte y se alejo de las caricias descaradas del tipo con el que llevaba saliendo casi un año.

-¡perfecto!-

Mo se levanto del sillón y se dirigió a la cocina, sabia que en unos cuantos minutos se arrepentiría de aquella decisión, después de todo la semana pasada apenas había limpiado la elegante cocina y la había dejado muy limpia y muy fragante. Enseñarle a HeTian a hacer galletas seguro sería un desastre.

Estiró la mano para tomar su delantal pero Hetian se adelanto.

-Yo te lo pondré- dijo guiñándole un ojo, Mo frunció el entrecejo. Tian se acerco y tomando la parte baja de su suéter intento desvestirlo.

-¡Con un carajo! ¡¿Qué demonios crees que haces idiota?!-

-buu aguafiestas-  Mo le arrebato el delantal y se lo puso.

-serás cabron…- abrió la alacena y comenzó a tomar ingredientes mientras se los arrojaba a HeTian, quien hacia su mejor esfuerzo por no tirarlos.

-ahora destapa el azúcar- le grito Mo mientras se cruzaba de brazos y miraba a Tian trabajar.

-muévelo con más fuerza-

-ahora a la batidora-

-ábrelo bien o lo tiraras-

-más a la derecha-

-ponle mantequilla-

-¡eso no es harina idiota!-

-sube la velocidad-

-¡NO ASÍ NO!-

GuanShan le gritaba las ordenes  y cerraba los ojos para no ver la torpeza de HeTian un error más y dejaría todo eso de cocinar juntos, para otra ocasión, al menos podría rescatar esas galletas aunque cuando las comiera quizás le tocarían uno o dos trozos de cascara de huevo.

-¡Bien es suficiente!-

-¿¡aah!?-  Mo Guan Shan parpadeo confundido cuando el pelinegro abandono su tarea y lo tomo de la muñeca sacándolo de la cocina - ¿qué haces?-

-Bueno quiero que me ordenes así como lo estabas haciendo pero en la cama- un sonrisa felina de parte de HeTian, y Mo sintió que salió humo de sus orejas – Ah y solo mientras usas el delantal-

Guan Shan no supo que responder.