Parte XCIII: La hija del delincuente

218 16 22
                                    

-Puta madre, ¡mira mi auto!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-Puta madre, ¡mira mi auto!

Adam tiene su mano en la herida de su brazo, todavía no ha parado de brotar sangre.

-¿Te importa más tu auto que tu herida? –lo señalo.

Frunce los labios y se acerca a su Chrysler. Le da una gran patada haciendo que su pie se marque en éste y la puerta comience a tambalearse.

-¡Maldita basura!

-¡Hey, Adam! Tranquilo.

Gruñe. Da media vuelta y se acerca a mí con paso flojo.

-No importa. De todas formas estaba por comprarme un Audi A5.

Tomo su mano para tranquilizarlo un poco. Me mira y me sonríe más relajado, eso creo. Toma mi mejilla y se inclina un poco para depositar un beso sobre mis labios. Me gusta más este Adam.

-Lo lamento –susurra.

-¿Por qué?

-Por todo.

Junto mis cejas, algo confundida, pero no le digo nada más. Da un leve gemido, supongo que es por el dolor de la bala. Me limito a suspirar. ¿Podría ser este hombre más frustrante y necio?

-¿Dónde estamos? –le pregunto observando el lugar.

Pone una mano sobre mi hombro y comenzamos a caminar juntos. Parece ser que éste es un estacionamiento, pero simplemente no logro identificar dónde estamos. Quizás un hospital, no lo sé. Odio entrar por detrás de los edificios.

-Conocerás el lugar donde trabajo, preciosa.

Ahora sé a donde va todo esto. ¿Para que me ha traído aquí? Quizás debe ser por la llamada que recibió de John.

Me pongo tensa y Adam lo nota. Frota su mano en mi brazo con delicadeza.

-No duraremos demasiado, te lo prometo. Lo lamento, de nuevo.

Creo que está vez entiendo por qué me pide disculpas. Tan sólo con hecho de saber que John estará ahí, me pone enfadada. Ese hombre me odia tanto como yo odio a Marie. Pongo los ojos en blanco inconscientemente, me alegra que Adam no lo haya notado.

Veo unas puertas automáticas transparentes con el escudo del FBI grabado en ellas. Puedo ver a cientos de personas –mejor dicho, policías- que se mueven para todos lados. Hay también chicas, supongo que son recepcionistas. ¿Así que éste es el lugar a donde Adam se escabullía cuando tenía cosas 'importantes' que hacer?

Cuando Adam y yo nos ponemos frente a las puertas de cristal, éstas se abren inmediatamente. Me toma del codo y comenzamos a avanzar allí adentro.

El aire acondicionado está bastante frío. Tengo que acariciar mis brazos para conseguir un poco de calor.

Negocios Miserables {Adam Driver}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora