1-Enfrentamiento en Nueva York

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Mickey Mouse está a punto de cumplir su primer siglo de vida. Este año celebramos sus 90 años, y es algo que nadie se imaginó en su momento.

Extraída de las biografías de Walt Disney, traduzco y anoto la historia sobre cómo y por qué este pequeño ratón llegó al mundo, para convertirse en historia , con varios diálogos reales traducidos de la biografía (que fueron sacados de entrevistas) y otros parte de la novelización de mi autoría que yo estoy haciendo para esto en una pequeña novela de mi autoría.

Si hay errores históricos, eso no va por cuenta mía, hay diversas cosas que en mis fuentes no están del todo detalladas, pero en general hago un texto bastante fiel.

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Capitulo 1

"Enfrentamiento en Nueva York"

En Marzo de 1928, un joven de 26 años llamado Walter Disney, viajaba de California a Nueva York acompañado por su esposa Lillian, y con el corazón lleno de esperanzas y ambición por un mejor futuro para su pequeño y naciente estudio de animación.

Oswald el Conejo Afortunado era todo un éxito, aquel conejo de largas orejas y personalidad alborotada era su pasaje al éxito. Y al fin, después de siete años luchando por tener un lugar en el mundo de la animación.

Los niños le escribían al estudio por autógrafos del conejo, las tiendas vendían mercancía alusiva y las críticas eran todas muy buenas mientras que la gente llenaba los teatros.

Walter esperaba firmar el nuevo contrato que le prometía un mejor presupuesto para sus caricaturas de Oswald, pero las cosas no resultarían como se las estaba esperando.

Había sido un año difícil en las negociaciones con Mintz, el distribuidor de sus caricaturas, mientras que su equipo lanzaba "Rival Romeos", la nueva aventura de Oswald.

Y en aquella fría y nebulosa Nueva York del Times Square, lo que Walter se encontró fue a un Charles Mintz totalmente cambiado. El hombre que lo había seducido mientras decía "Miren, he aquí a un joven que llegará lejos", era ahora un tipo duro que le ponía las cosas muy en claro: Si bien Walter había dado vida al conejo, formado su personalidad y ayudado a desarrollar su apariencia, Oswald le pertenecía legalmente solo a la Universal, y además, puntualizaba el contrato, no habría más dinero para él, sino mucho menos, tan poco que éste sería incapaz de mantener a flote su estudio.

Ante aquella muy inesperada sorpresa, y después de haber estado en esas últimas semanas buscando alguna solución para negociar con Mintz y salvar a Oswald de aquel encuentro, Walter le dice a Mintz que se llevaría a Oswald con otros distribuidores, pero la cosa no terminaba allí, Mintz le revela con sorna y lujo de detalles que además ya había contratado en secreto a casi todos sus animadores y que básicamente Walter ya no tenía nada, ni animadores ni a Oswald. A no ser que aceptara firmar un contrato que lo hacía un empleado más de la Universal.

Entre la espada y la pared, al joven no le queda de otra que tomar una radical decisión en contra de su voluntad... pero sí tal vez siguiendo su corazón, y renuncia por completo a Oswald. Le da la espalda a Mintz y se marcha sin nada de aquella oficina, pero antes de cruzar la puerta se voltea y le dice a Charles:

-Si mis muchachos me hicieron esto a mí, también te lo harán a ti, Charles-

Cuando Lillian su esposa lo ve llegar a la estación, con esa inusual nube negra sobre su ser, le pregunta con un dejo de angustia:

-¿Qué sucedió, Walt?-

Ahora ellos solo eran un estudio de dos animadores y sin ningún personaje para animar.

-Después te digo, debo escribirle un telegrama a Roy- responde inexpresivo, todavía incapaz de comprender todo lo que había pasado.

"Todo está bien, no te preocupes" le escribía a Roy, su hermano y socio, en aquel telegrama "Te cuento cuando llegue"

Pero la verdad era que nada estaba bien, el estudio de animación Disney estaba en la ruina.

La estación humeaba, mientras, los pasajeros iban abordando, llenando cada uno de los compartimientos. Para Walter dejar Nueva York ese día era como dejar algo ahí enterrado para siempre.

Y así la pareja aborda el tren, en medio de un silencio sepulcral que le decía a Lillian lo que estaba pasando en el alma de Walter, y la máquina se ponía en marcha con rumbo de vuelta hacia California.

Nace Un RatónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora