The Midnight Chronicles Trilogy

CLAN ALDER: Capítulo II

**CANCIÓN SUGERIDA: "HeartsAre Magnets- Jason Reeves" 

FRAGMENTO DEL LIBRO BLANCO DE LA LUNA

CAPÍTULO I:

Mi hermana no responde mis suplicas y mi lamento no es escuchado por nadie más que mis propias lágrimas. Me siento sola en el infinito cielo cumpliendo la misión que mi padre puso en mí como aquella que todo lo puede, pero que vive en la soledad de su propio reino.

Sufro al no tener quien comparta mi pena por lo que antes tuvimos y ahora vemos destruirse en el infinito desprecio, guerras, hambre y dolor. ¿Qué nos queda? No nos queda nada más que el infinito dolor de saber que no pudimos con la tarea que mi padre nos encomendó. Que este collar que concede el poder infinito, no puede traer la unión, la hermandad y el cariño. Este collar fue el que nos dividió y solo él puede salvarnos.

Ahora debo pensar en qué hacer para que de este mundo el dolor ya no sea parte. Que mis lágrimas no sean solo de dolor, pero que también creen vida. Mis acompañantes nocturnos. Mis ojos en el mundo.

Mis estrellas.

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LONDRES, INGLATERRA

FINALES DE JULIO DE 1713

La luna se alza majestuosa en esta noche de Julio mientras mi corazón, mi mente y mi espíritu se ven llenos de una miserable soledad. La luna y yo tenemos eso en común.

Ella brilla donde todos la observan mostrando su maravillosa pose de orgulloso lucero, pero en la penumbra de la noche en ese cielo tan extenso, tan lleno de oscuridad, creo que se siente sola y esa soledad es compartida por el infinito dolor de mi pobre existencia.

La luna es como yo. Las dos somos dos blancos visibles ante el mundo, perfectos ante muchos pero estamos solas.

Soy Michelle Lauren Catherine Dawson, futura Condesa de Egmont. La gente me ve pasar con respeto. Me hacen reverencias. Mi nombre infunde respeto, intimida, atrae.

Soy la hija y única heredera del Conde de Egmont. La que lleva a sus espaldas un título y una cuantiosa herencia que se vuelve atractiva como dote para cualquier matrimonio; para cualquier pretendiente los cuales son muchos esperando finalmente que tenga mi debut en sociedad para proponérselo a mi padre.

Sé que tengo una obligación con mi familia y se espera de mí un buen matrimonio herederos, y acrecentar la fortuna familiar al casarme con un buen pretendiente y tener una vida de apariencias, fiestas, buenas costumbres y luego finalmente decirle adiós a este mundo a la sombra de lo que alguna vez soñé vivir. ¿Qué tendré? Solo una vida diferente al lado de un hombre que jamás podría darme el amor que deseo. Jamás podría tener algo de mí que no fuera mi cuerpo y mi dinero. Porque no tenía nada más que ofrecer a un matrimonio pactado porque sé que seré infeliz. Esa era mi futura vida.

Esa era la idea a la que tendría que acostumbrarme finalmente aunque pensar en vivir algo así trajera dolor a mi corazón. Que dolor carcome mi alma al saberme presa de tales costumbres sin poder dar voz a las suplicas que mi corazón solo expresa en el calor de la noche por miedo a ser visto y escuchado.

Que dolor saber que no podré decir lo que siento porque mi vida está planeada. Eso era lo que se esperaba de mí y no tengo mucha opción. Una chica en esta época tan absurdamente cerrada no podía decidir un futuro, decidían por ella. Yo no tengo otra opción más que desposarme con un hombre que jamás amaré y darle mi cuerpo, mi vida; pero jamás darle mi corazón y mi amor porque ya está tomado.