Capitulo 12

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La oferta de Juan realmente era muy generosa, pero en este mundo habíamos aprendido a no confiar en extraños, luego de que algunos de ellos por poco nos robarán, observe a Zayn antes de tomar la decisión, él tenia más capacidad de liderazgo que yo. 

—Está bien —dijo Zayn —. Gracias —mascullo casi inaudiblemente.

—Excelente, pueden seguirme en su camioneta, ese es mi auto —señalo una casa rodante, Zayn asintió.

Emprendimos el viaje. No me sentía segura y notaba en Zayn un deje de miedo. Constantemente intercambiábamos miradas de preocupación.

—Todo está bien, Bells, yo les prometí que las cuidaría y así será —Dijo, comprendí de inmediato que lo decía con el fin de tranquilizarme. Le sonreí, sus palabras dulces no calmaron mis miedos, pero los apaciguaron con fuerza.

—¿A dónde vamos? —pregunto Nana que acababa de despertar.

—A un lugar seguro —respondí esperanzada.

Llegamos al manicomio, era muy grande, lo cual me hacía creer que el grupo de Juan seria inmenso. Bajamos del auto, caminábamos como extraños escondiendo la cara, observando el piso siguiendo a un desconocido, recordando que no podíamos confiar en nadie, pero que él había llegado en el momento indicado, salvándonos de morir, como tarde o temprano ocurriría de seguir solos.

—Podrán quedarse, el tiempo que quieran, es más pueden ser parte de nuestro grupo —dijo Juan luego de guardar silencio por mucho tiempo al bajar del auto —. Son bienvenidos a esta familia —sonrió.

— Gracias —dijo Zayn, su tono de voz no demostraba realmente agradecimiento, pero por primera vez le dirigía la palabra a Juan.

— No hay de que hermano —golpeó su brazo, el rostro de mi amigo se oscureció, pude notar como rechinaba los dientes, la mirada de satisfacción de Juan me confundió, tal vez sólo era algo de hombres.

— No soy tu hermano —dijo muy seco.

— Oye tranquilo, es sólo un expresión —soltó con un tono jocoso, paso su brazo por los hombros del moreno, causando en este una mirada de repulsión, de inmediato se quito de su lado.

— ¿Qué quieres a cambio? —posó su mirada directo en los ojos de Juan.

—Las familias comparten todo —observó el auto que se veía a lo lejos.

— Cabrón —murmuró Zayn, le reproche con la mirada, suspire.

—Está bien —dije asustada, pero tratando de mostrar seguridad para Zayn y Nana.

— Tendrás que mejorar esa actitud —dijo Juan y por un momento noté que quería provocar a Zayn de la peor manera ¿Para qué? realmente no lo sabía. 

Él no respondió, me miró un poco molesto, paso por mi lado y camino en dirección al auto.

— Toma todo lo que quieras —dijo una vez llegamos al auto. Abrió la puerta del baúl y le dio acceso a todo el auto, tiró las llaves al suelo, tomó su arma y camino en dirección opuesta al manicomio.

—¿Zayn?—  Mascullé nerviosa, no respondió — ¿A dónde vas? —pregunté más que asustada.

— Estarás bien —fue lo único que respondió, hizo una pausa muy larga y dejó escapar de su boca un suspiro muy pesado.

— No, no me hagas esto —dije, mi respiración se hacía más profunda, mis manos temblaban, sentía las lagrimas picar en mis ojos.

— Sólo, cuídate —se acercó a mi y tomó mis manos —. Yo volveré, no puedo dejarte sola.

(***)

Dos semanas, las semanas más largas de toda mi existencia, día tras día me sentaba a esperar que él regresara. Recordaba todo lo que había sucedido cuando él se fue, cuando se marchó y me dejo sola. Buscando una explicación una respuesta, pero no lograba encontrar nada, una y otra vez la imagen de Juan, con una sonrisa de satisfacción al ver el cuerpo de Zayn internarse en el bosque y desaparecer se posaba en mi cabeza.

— No volverá, aún si quisiera, estará muerto, una persona no puede sobrevivir tanto tiempo sola, no en este mundo—lo fulmine con la mirada, él no conocía a Zayn, él no sabía de que era capaz, pero no podía negarlo se había portado muy bien con nosotras, la comida no nos faltaba y teníamos un cuarto propio, en el día Nana jugaba con los demás niños mientras que yo me sentaba frente a esta reja a esperar el regreso de mi amigo.

Las semanas se convirtieron en un largo mes, las demás mujeres me miraban con odio, ellas tenían trabajo duro mientras yo me sentaba reprochando a la vida la manera injusta en la que me trataba.

— Estamos hartas —dijo una rubia dirigiéndose a Juan —. Ella está en esa maldita silla, llora todo el día y nosotras nos jodemos trabajando —Juan sólo asintió, me miro, se encontró con mis ojos y se acerco a mí.

— No hay  esperanzas —objetó, mis ojos se nublaron, las lagrimas cayeron por mi rostro. La ira se apodero de mi —. Es momento de que regreses al mundo real, si él no pudo cuidarlas yo estoy aquí —mi respiración se agitó, quería gritar pero eso era una sentencia de muerte. Me levante y con una patada muy fuerte lance la silla hasta el extremo opuesto, él me miro atónito, mis rodillas se quebraron caí al suelo mis lagrimas caían sin control, podía atraparlas con mis manos, Zayn era todo lo que tenía de mi vida anterior él y Nana eran mi fortaleza, mi cordura. Juan se arrodillo junto a mi —. Sé que es duro, todos aquí hemos perdido seres queridos, pero tú eres diferente eres especial podrás con esto —negué con la cabeza.

— Lo necesito.

—  No, necesitas volver a vivir, cuando él se marcho se llevo algo, te llevo a ti; tu alma ,tu espíritu —observó la carretera, tal vez con la esperanza de verlo, no por él, mucho menos por Zayn, si no por mí, para que me recuperara, pero nadie apareció, ni Zayn, ni mi espíritu.

Podía oír al viento susurrar en mi odio. Para mí el viento era como un aliado, podía enviarle mi valor y mis fuerzas a aquel chico, a mi mejor amigo, sólo quería traerlo de vuelta, pero él, no volvería, mi corazón se hacia la idea de no volver a ver a aquel moreno, de no volver a escuchar esa risa que podía iluminar los días más oscuros, ni de volver a sentir sus manos abrazándome, dándome valor. 

Su protección, era para mí más que necesaria, oír su voz en la mañana era mejor que el desayuno más grande. Poder ver sus ojos brillando, reflejando la luna llena, tornándose de ese tono miel que sólo en él podía verse tan inocente, pero a la vez tan sexy. El modo en el que su barba crecía, tan rápidamente que podía desesperar al más paciente, pero que él veía como un signo de victoria, un signo que demostraba que había luchado por algo, o que simplemente quería verse perfecto y dejar a millones de chicas con la boca abierta al verlo caminar.

Podía observar la misma imagen en mi mente, una o mil veces sin cansarme, la chaqueta de cuero que usaba y sus vaqueros negros, representativos claramente. Aunque lo único que quería era verlo, saber que estaba bien, cerciorarme de  que no me había dejado.

**

Las quiero chicas, pero creo que tendré que pedir numero de votos para seguir u.u 


La Profecía |Zayn Malik|en ediciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora